Con motivo de la celebración del dia de la madre hay salida familiar con las peques por lo que se impone la necesidad de un local donde no molesten y que además se entretengan. Aquí se cumple a la perfección porque existe un espacio dedicado a ellos con monitora y con atracciones (hinchables, parque de bolas..) que además hoy es gratuito en su totalidad.

Local que no cabe ni un alfiler más, incluso con una carpa habilitada en la terraza, con mesas de numerosos asistentes al evento familiar. Ante esta situación la cocina optó (y avisó) de que hay menú cerrado para adultos y niños.

Mesa alargada, bien vestida, buenas copas que recuerda asistencia a bodas; servicio con algo de retraso aunque poco para lo temido al entrar y ver la cantidad de plazas a cubrir. Muy amables y abiertos a los problemas infantiles: derrame de agua, prisas por comer, siesta en carrito...

Para las 2 peques bastó con un menú infantil (18€) consistente en un plato con fiambres, croquetas, calamares etc.. y un segundo de carne que en principio era ternera empanada y que se aceptó cambiar por pollo a la plancha; también el postre cambiado a helados; para beber un par de Aquarius. Todo ello en tan amplia ración que aún les sobró y solo cobraron de extra un helado. No incluiré este apartado en el precio, dejando solo el costo de los 7 adultos.

Para los mayores y también en buenas raciones y con presentaciones más cuidadas de lo habitual en estos eventos, teníamos un menú (40€), tal que así:

. ceviche de gamba, espárrago blanco y cereza: buen punto de acidez sin excesos y buenos elementos bien integrados.

. brioche de presa ibérica ahumada, tomate seco y manzana: agradable textura, bien de calidad de la carne y mezcla de sabores interesante.

. corvina al horno, guiso de puntalo, txangurro y albahaca: de nuevo buena materia prima y buenos complementos manteniendo al actor principal

. lomo de ternera madurada, provolone, naranja sanguina y jamón ibérico: arriesgada mezcla de sabores pero con buen resultado.

. bizcocho de chocolate blanco y helado de fresas: nada fan de este falso chocolate, pero cumplió en el total.

En la parte líquida, monopolio de Ramón Bilbao con su verdejo de Rueda 2022 y su crianza de Rioja 2019. Botellas de agua de Solan de Cabras y unos más que correctos cafés para empezar una larga sobremesa, sin apreturas de tiempo para disfrute de los peques en su espacio.

Ubicado en las afueras de Salamanca, en la urbanización de Valdelagua, va más allá de restaurante ya que tiene como valor importante la presencia de un amplio y completo parque infantil (aparte pago por horas) a cubierto con hinchables, parque de bolas, cama elástica y animadora infantil para talleres, manualidades, juegos y pinturas. Genial para celebraciones o "desconexiones" de los pequeños mientras los familiares hacen un tardeo o una cena al final de la jornada (o comida al medio día).

El comedor dispone de una muy amplia barra con forma de L, al igual que la disposición de mesas, con la cocina frontal a la entrada. Como mesón que es tiene mesas amplias de madera, sillas cómodas con buena separación; vajillas, copas y resto de material cumple.

Su cocina está especialmente dedicada a las brasas y a una gran variedad de entrantes y pinchos pata cubrir todos los horarios. Hay menú del día, de fin de semana y también infantil; dispone de una carta con platos combinados, hamburguesas, sandwich, perritos, bocadillos, raciones y montaditos; otra carta con pescados, arroces, pollos asados y sobre todo buenas carnes a la brasa; variedad de postres caseros y frutas. Tiene además una especialidad en el cocido, cocido desgrasado, miércoles y viernes previa reserva por número limitado.

El servicio en sala es amable y bastante eficaz a pesar de estar lleno el muy amplio local y con grupos grandes con niños que además entran y salen al local de juegos. Una locura para el servicio.

Cuatro adultos y dos niños pequeños que tomamos para beber 4 cervezas y 2 refrescos cada una con un pincho (1€) en la tarde más una jarra de tinto de verano en la cena. La carta de bebidas no es especialmente importante en el tema de vinos ya que se limita a pocos y muy clásicos; por contra hay mucha bebida para tardeo: refrescos varios, aperitivos, chupitos, combinados, etc.

En el aspecto de comidas: Los pinchos, dos de cada, son contundentes como el morro rebozado, el huevo con farinato y patatas con chorizo, todas muy de cocina casera. No pudimos resistir añadir a la cena una ración de jeta a la brasa aunque el encargado que nos tomó la comanda nos dijo que traería solo media y menos mal. Lo pedido y que costó acabar fueron un par de parrilladas, su especialidad, que nos dicen que son para cada 2-3 personas:

. parrillada nº 1 de luxe (38€): tostón, entrecotte, pluma ibérica, chuletas de pierna de lechal con pimientos y patatas fritas

. parrillada nº 2 serrana (26€): costilla, panceta, chorizo criollo, lomo, patatas y salsa serrana (con ajo, aceite, vinagre y perejil).

No hubo opción de postres ni de cafés porque además el horario infantil se apagaba.

La realidad es que costó acabarlas y eso que no somos de poco comer; ambas con buena calidad de materia prima y un buen punto de brasa para cada carne diferente, lo que aumenta las intenciones de probarlas. Muy recomendables.

A la salida vi una mesa con 3 bandejas de marisco variado y con muy buena pinta, algo que no estaba anunciado en ninguna carta: habrá que preguntar.

Los peques disfrutaron y los mayores más. En el precio cuento las dos peques como un adulto.