Pequeña cafetería-restaurante de trato exquisito y relación calidad-precio

Pequeña cafetería-restaurante de trato exquisito y relación calidad-precio fantástica, si comparamos con conceptos de su estilo. Carlos es un tío que quiere hacer las cosas bien, sin pretensiones de estrella michelin, pero superconsecuente. Carta de vinos correcta, aunque tienen vinos fuera de carta para gente aficionada(nos sacó un Salanques 2001 de Doix de la manga, casi a precio de tienda, en copas Sp., que pasó factura con sus 15º). El menú es un gran menú por los 15 euros que cuesta, presentando los platos en vajilla muy cuidada (nada de batalla). Tomé unos calamarcitos salteados con habitas y de segundo una ventresca de atún muy buena, con pisto y albahaca. Recurso perfecto a comidas y cenas más informales.