He visitado dos veces en el último año este restaurante. Las dos veces opté por el menú degustación, que cambian tres veces al año según comentaron.
Lo primero es ver que en 5 años apenas han subido el precio, con lo cuál, se mantienen todavía en un rango medio-asequible.
El menú está ahora en unos 58 euros con maridaje de vinos incluido.
Soy incapaz de recordar todos los platos, pero comimos virutas de foie con petas zetas (sí, com lo habéis oído), piruletas de tomillo, suprema de bacalao con espárragos, pichón a la salsa de vino tinto y algunos entrantes que no llego a recordar. En el tema de postres, un punto negativo para mí, excesivamente pesados, con demasiada cantidad (rozando un poco lo hortera y más después de un menú degustación más que completo) y casi todos de chocolate (que me chifla, pero de los 4 postres 3 eran de choco).
El maridaje, pues algunos mejores, otros peores, blancos, rosados, tintos y Olivares para terminar.
Ambiente pijo, pero desenfadado. El lugar está bien, decorado con muchos recuerdos de golf, supongo que el dueño o cocinero será practicante de este deporte.
El pueblo no da para mucho.
Buena calidad-precio, y como novedad ví que tenian ahora un menú más sencillo a 22 euros sin vino. La crisis aprieta a todos.
Una buena opción en el Empordà, por cierto, sorprende que más de la mitad de la clientela sea siempre extranjera (relacionado con el golf, quizás?).