El martes 8 de abril, teníamos previsto ir a cenar al restaurante Son de Mar en Muxia, donde habíamos reservado mesa y cual fue nuestra sorpresa al llegar y encontrarnos el restaurante cerrado, así que estuvimos obligados a cambiar el sentido de la brújula y fuimos a cenar al restaurante A Furna, situado unos metros mas arriba.
No voy a describir el restaurante pues he visto que Albtoxo ya lo hizo en su visita de hace 4 años y pienso que nada ha cambiado. Nos instalaron en una mesa ubicada en la terraza cubierta frente a la calle. El servicio de sala, llevado a cabo por el dueño del restaurante, fue amable y atento. Mesas desnudas, pequeñas, bien separadas las unas de las otras, servilletas de tela, buena vajilla y cubertería y copas correctas .
Paso a detallar lo que cenamos :
Primeramente compartimos unas croquetas de zamburiñas (6). Muy buenas
Seguimos, con medio rodaballo salvaje de 700 gr al horno, que se nos emplató en la mesa y se añadieron unas patatas hervidas. Perfecto punto de cocción y muy sabroso.
De postre tomamos una tarta de queso, correcta.
Para beber tomamos una botella de agua de Mondariz de 1 l y una copa de vino blanco de mesa Flor e Abella 2021 DO Ribeiro. Coto de Gomariz, 100% Treixadura, El servicio del vino no lo puntuaré.
No tomamos cafés.
La cuenta ascendió a 39 €/persona. Buena RCP. Una buena cocina de producto y una opción a tener en cuenta si se está en Muxia.
croquetas de zamburiñas
medio rodaballo salvaje
Restaurante situado a la vera del puerto de Muxía. Reservamos mesa en terraza para el segundo turno (15:30) y se nos asignó una amplia y bien dispuesta en el margen exterior de la misma. Vajilla de corte moderno y copas Eclat con borde dorado.
La carta se centra en los productos de la zona pero aplicándoles técnicas diferentes de la tradicionales. Tras un aperitivo cortesía de la casa consistente en unas lascas de bonito de Burela a la plancha sobre una crema de mango pasamos a los platos que elegimos de la carta:
En cuando al postre, mi mujer insistió en la tarta de queso (5,5€), una vez más con el centro sin cuajar como se lleva ahora. Bien, aunque a mí personalmente me empieza a aburrir esta uniformidad de las cartas de postres. Dos buenos cafés cortesía de la casa acompañaron la sobremesa.
En cuanto al vino, la carta no es muy extensa y se centra fundamentalmente en las denominaciones de origen gallegas. Nos quedamos con el Refugallo blanco (18€), un valor seguro que no defrauda. El servicio consistió en el descorche, primer servicio y la provisión de una cubitera con hielo para mantenerlo a su temperatura.
El servicio fue atento y amable.
Bonito de Burela y ensaladilla 2.0
"Zamburiñas" con crema de limón y almendra
Mejillones a la brasa
Aperitivo de la casa
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