Maider Larrañaga dirige con maestría un restaurante que se ha convertido en un referente gastronómico y sobre todo enológico. Maider con su profesionalidad, simpatía y rigor aconseja y sugiere sobre el vino de una forma que todos disfrutamos como clientes y que se aleja de la soberbia , estupidez e infundado narcisismo de muchos profesionales de los que prefiero no hablar. Un asesoramiento enológico divertido , relajado con criterio , interactivo con la seguridad que le otorga su conocimiento y su espléndidad bodega que ella, ha ido construyendo. El caserío esta apartado, pero es cálido y acogedor. Se come muy bien y a precios diría que económicos: , odoloste, croquetas, alcachofas con foie y salmón, bacalaos, carnes, callos, pantagruélicos postres, Entras contento y sales más contento..pleno..Una visita ineludible, por todo , pero sobre todo por Maider¡¡¡
Totalmente de acuerdo, "entras contento y sales más contento", què bien se come y se bebe en esta casa, lástima que me quede un poco lejos o me tendrían allí cada semana. Y el servicio de Maider de lo mejorcito en sumillería que hay en este país.
Saludos,
Ferran
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