Restaurante Oustau de Altea en Altea
Restaurante Oustau de Altea
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
32,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
38 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.2
Comida COMIDA
6.7
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Opiniones de Oustau de Altea
OPINIONES
6

Aquellos que conocen el lugar saben que el pueblo de Altea tiene alguna que otra barriada o pedanía asociada a éste: Altea la Vella, l'Olla d'Altea, Altea Hills... y el núcleo urbano de la propia Altea. Cabría la posibilidad de rebautizar éste último como Altea la Bella pues pocos núcleos urbanos en la costa alicantina reúnen tanto encanto como éste. Quizás Xàbia y el centro histórico de Calpe, pero en mucha menor medida. Lo de las callejuelas de Altea, sus, empinadas cuestas y escaleras, las casa encaladas, la atmósfera que se respira... es algo casi irrepetible.

Primer fin de semana de julio y ambientazo en el casco viejo: centenares de personas paseando, terrazas llenas, tiendas abiertas hasta media noche... El calor ya no apretaba a esas horas y fue una gozada pasear por allí hasta llegar a nuestro destino. De este lugar me había llegado información por varios canales y de diferentes personas. Incluso había intentado ir un par de ocasiones (de esas de última hora) y no pudieron darme mesa. El local sólo abre para cenas.

Casona de pueblo con amplio patio interior que se ha decorado con cariño y calidez. Plantas, fuentes, lamparas por todos los rincones, mesas de diferentes estilos, diferentes alturas separadas por dos o tres escalones creando espacios más delimitados... el lugar es agradable. Lleno hasta la bandera, calculo que abría más de ochenta comensales sin perder en absoluto el aire intimista y romántico del lugar. Se está a gusto. Personal suficiente para atender tal cantidad de gente con preparación y tareas muy bien definidas y distribuidas.

Carta de marcado corte francés (el pan y la mantequilla que nos sirven al poco de sentarnos es la mejor carta de presentación) sin excesivos riesgos ni florituras. Compartimos entre cuatro comensales los cuatro entrantes sugeridos por el personal fuera de carta. Se da la circunstancia que tres de ellos coinciden plenamente con los que tomo Aurelio (GM), el comentario que me precede. No nos engañaron indicando que los entrantes están concebidos para un comensal así que alguna ración queda un pelín justa para compartir entre cuatro.

Correcto el tartar de atún sobre aguacate, sin transmitir nada en especial la crema de foie servida en copa, con una gelatina en la superficie viscosa que dificultaba el poder toma el mouse, no así el brioche que la acompañaba que estaba muy rico, sin sorpresas la ensaladilla de cangrejo, aguacate y gazpacho y rico una especie de crepe de marisco. Acompañamos los entrantes con un Pazo de Señorans 2013 que estaba riquísimo (mucho mejor que el 2015 que tomé hace un par de días en otro local).

Entre los principales yo elegí un lenguado fileteado con salsa de naranja. No sé si la carta lo indicaba o no (andaba despistado yo esa noche) pero mi sorpresa fue que los filetitos vinieron cono fritos, rebozados. Sin transmitir grandes emociones. Mejor estaba el puré de patatas y las verduras blanqueadas de la guarnición como ser habitual en los restaurantes de cocina francesa. Mis acompañantes tomaron solomillo de ternera, dos de ellos con foie y calvados, otro con salsa de dos quesos. Hablaron bien de la calidad de la carne. Tomamos Santa Rosa de EM (no recuerdo añada) para acompañar los principales.

También compartimos los postres que fueron tres: una tarta de queso, una especie de bizcocho de chocolate con helado de café y una espuma de caramelo o algo similar.

Destacable la presentación de los platos por su cuidado y vistosidad, a pesar de mostrar cierto aspecto vintatge y, una vez más, el servicio, especialmente la preocupación y simpatía del propietario que, a pesar del galimatías que había allí montado, atendió cordialmente a todas y cada una de las mesas. Sin llegar a enamorar a los más exigentes, no creo que sea un sitio que disguste a nadie.

Singular local en Altea. En la C/Mayor, en plena subida, casi ya en la Plaza de la Iglesia.

Embriagadora atmósfera mediterránea: colorido, aromas, luminosidad, vegetación (hay hasta árboles de buen porte en la sala principal), patio interior… y vistas extraordinarias, a la iglesia por un lado y por otro al pueblo, panorámicamente.

En cuanto a la cocina, es inclasificable. Lo intento: mediterránea con influencia francesa y constantes guiños cinematográficos.

-----Entrantes:

Paté a l’Armagnac “New York – New York”. Algo seco, con una costra exterior como de pan, y acompañado de una interesante confitura de cebolla.
Tartar de atún sobre lecho de aguacate y salsa de soja. El atún, con una textura y sabor mejorables, estaba bien conjuntado con el aguacate y la soja.
Pastel de cangrejo con aguacate y salsa de gazpacho. Agradable y fresco.

-----Segundos (para compartir):

Bacalao desalado con muselina de alioli y patatas fritas. El mejor plato. Delicado, sabroso, bien ejecutado. Buen bacalao y estupenda crema de alioli.
Solomillo de ternera “Love Story”. Lo define en la carta como una “historia de amor entre un solomillo y una salsa de fresas”. Yo no vi amor por ningún lado, más bien divorcio. No me gustó la combinación, además de que el solomillo estaba muy tierno pero insulso.

-----Postre:

Crepes Suzette. Quizás fueras caseras, no lo se, pero no las elaboraron en mi presencia y parecía un postre industrial. Aceptables.

Correcta carta de vinos, bien tratados. Nos obsequiaron a la entrada con un cocktail de cava con fresas naturales que todos alabaron. Yo bebí el cava sólo, y me pareció tan fácil y fresquito que lo pedí para continuar con los entrantes. Era el de la casa, Moli de foc. Los segundos los acompañamos con un Santa Rosa 2006, soberbio.

Buen servicio, amable, atento, profesional. Compuesto por gente joven de las más diversas nacionalidades. El dueño y cocinero, un suizo simpatiquísimo, salió en varias ocasiones para interesarse por el transcurso de la cena.

Un gran negocio, con muchísimo ambiente. Dado lo internacional de su concurrencia, doblan mesas, pues muchos extranjeros comienzan a cenar a las 19.30-20.00 hrs, mientras que muchos nacionales lo hacen a las 22.30-23.00 hrs.

En definitiva, una velada con altibajos. No se puede decir que cenáramos bien, tampoco mal, pero muy bien atendidos y en un entorno maravilloso.

P.D.: Éramos un grupo grande con niños, por lo que el precio que hago constar es aproximado, el que calculo que salió de media por adulto.

Restaurante situado en el casco antiguo de Altea, esta distribuido en varias alturas ya que tiene entrada por dos calles a distinto nivel, con un patio interior cubierto por arboles que deja entrar el sol, pero no molesta, por lo menos en esta época del año.

Para comer tomamos de entradas un pastel de berenjena con queso de cabra gratinado realmente bueno, y una ensalada de roquefort y nueces, normalita. Como plato principal, solomillo "dolce vita" un buen trozo de solomillo en su punto, acompañando de una salsa de parmesano y gorgonzola, y un hojaldre de bacalao fresco, acompañando de una salsa de almendra laminada el bacalao bueno. Las raciones tanto de los entrantes como de los principales generosas.

El lugar tiene cierto encanto y se puede disfrutar de una comida tranquilo.

Restaurante coqueto con cuidada decoración en el corazón del pueblo antiguo de Altea. Generalmente a reventar de público sobretodo en verano lo que se deja notar en el trato al cliente.

El espacio entre mesas es deficiente y si te toca en según qué zonas según qué días hace un calor insoportable. Por lo demás todo más que correcto, los platos con una decoración cuidada y una calidad aceptable para el precio y el entorno.

La carta de vinos no demasiado extensa pero suficiente aunque el servicio deja algo que desear pues van con prisa debido a la masificación que si bien hacen todo lo que pueden por disimular no pasa desapercibida.

La relación calidad precio muy buena sobretodo para la zona y el mimo de los platos.

Restaurante en pleno pueblo de Altea. La carta es bastante extensa, pero tienen unos como un menu de temporada del que te informa el camarero (no siempre en perfecto español, porque tienen muchos camareros de fuera) y así te ahorran leertela toda. La presentación de los platos es bastante cuidada, y en general estaba bastante bien cocinado, teniendo en cuenta la cantidad de gente que había.
La carta del vino, algo escueta. Las copasno estaban mal y tenían armario refrigerado.
Los camareros atentos y amables, y el ambiente agradable. Nosotros estábamos en la terraza sin techo. ¡Ojo! Te puede tocar un sitio que está al aire libre, pero techado, y en verano hace mucho calor ahi dentro.
Nos costó unos 35€ por cabeza, no esta mal, lo que debe costar. Aunque si tenemos en cuenta que es en Altea, buena RCP.

Agradable restaurante en el pueblo antiguo de Latea.
Parece estar gestionado por extranjeros.
La cocina es de corte internacional. Algunos de los platos tienen nombres relacionados con el mundo del cine como "Solomillo Blancanieves" o "Cocktail Tom Cruise" y donde la descripción del plato también hace referencia al nombre.
Alojado en una casa antigua, el lugar está decorado de manera muy agradable y el servicio es bastante bueno.
Yo comí pastel de berenjena y cebolla con queso de cabra y lomo de bacalao con queso manchego gratinado y salsa a la miel. El pastel estaba divino.
Cuidada presentación de los platos.
No excesivamente caro (40€ por persona).
Puntos negativos: Carta de vinos escueta y demasiado facilona, con las referencias típicas. Mejor en blancos que en tintos. El servicio correcto pero sin llegar a bueno.
La carta de postres también bastante escueta.

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