Sala abarrotada en un día laborable, ambiente de ejecutivos y comidas de empresa. Alguna ministra en mesa de dos compartiendo confidencias con un caballero.
Servicio mejorable y comida solamente correcta. Pedimos las famosas alubias y un chuletón.
Nos preguntan si queremos pimientos como guarnición para la carne y los sacan en plato aparte al centro de la mesa.
La sorpresa viene con la cuenta, por la "guarnición" nos cobran 28 euros.
Precios injustificados de no ser por su excelente ubicación en la capital.
Bueeeeno, vaaaaale, me he pasado un poco, pero es que cobrarte 28 pavos por unos pimientos asados, en fin, que me ha llegado al alma. De todas formas con no pedirlos, arreglado no?
Lo que me preocupa más es que cargos públicos los pidan y los paguen con nuestros impuestos.
Saludos,
Eugenio.
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