Es un restaurante de obligada visita, aunque no de necesaria repetición.

Es un restaurante de obligada visita, aunque no de necesaria repetición. La decoración es excelente, pero poco más. El servivio en sala es correcto pero frío y poco atento con el cliente. Poseen un completa carta de vinos, aunque tampoco es el que lo cuiden con esmero. En cuanto a la comida, está buena, pero es desorbitado el precio en relación a lo que comes. A nosotros nos salió por 55 euros por cabeza, un poco caro para comer rollitos, etc. Vale la pena ir una vez, pero la próxima quizás ya no repitamos...

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