Muy bien

Lo encontramos hace unos años cuando no pudimos almorzar en el Parador. Allí mismo nos lo recomendaron y, sinceramente, fue un descubrimiento. Está subiendo a mano derecha por la carretera que va hasta el Parador, más o menos a medio camino.

Local amplio, decoración tradicional con toques rústicos. Mesas algo juntas. Cubertería, mantelería y cristal correctos. Copas ARC. Cocina tradicional con toques innovadores. Buena carta de vinos, con amplio predominio de los tintos, aunque aquí también ha llegado la crisis... y las vacaciones. El dueño, Salvador Ordóñez, es muy aficionado al vino y nos comentó que sus proveedores de vino estaban casi todos de vacaciones.

Comimos salmorejo y langostinos rellenos de foie y espinacas de primero. Solomillo de ibérico y carpaccio de buey de segundo. Todos los platos estuvieron muy bien presentados y servidos. Muy sabrosos. Como anécdota, el carpaccio iba cubierto de queso manchego... y acabamos cambiándonos los platos mi mujer y yo. Piña natural -muy buena- y helado casero de arroz con leche de postre.

Un par de aguas, una botella de Enrique Mendoza Shiraz, un café... y el pan.

La mesa al lado de la barra es ideal para una pareja. Está fuera del comedor y tiene cierta intimidad... por no hablar del pajarito que nos deleitó con su arte durante todo el almuerzo.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Francescf

    Me han comentado que ha empeorado últimamente.

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