Joan Marc Garcías sigue con su profesionalidad y buen hacer al mando del restaurante del Hotel Son Brull. Variando la carta con unos intervalos muy adecuados. Se hablaba de la posibilidad de alcanzar este año una estrella Michelin, no ha sido así, aunque personalmente creo que se la merece, al menos he disfrutado más en el 365 que en otros estrellados de Mallorca. Quizás en el aspecto de servicio y tiempos de espera no sea siempre lo deseado cuando el restaurante esta muy concurrido. Destacar en nuestra última visita, unas manitas de cerdo con cigalas de excepción, un mero con sobrasada con una cocción y originalidad sorprendentes y sus siempre destacables postres, destacando su visión del arroz con leche con chocolate y ensaimada, divino. No tuvo tanto éxito, el entrante de percebes, pulpo y caldo espeso, solo para fanáticos de la gelatina. Servicio muy correcto en esta visita, si bien la ocupación del día, volviendo al comentario anterior, facilito la atención recibida. La carta de vinos es muy correcta, si bien una pequeña actualización no le vendría mal, y también los precios están un pelin disparados. El marco magnifico, antiguo convento rehabilitado con una concepción arquitectónica y decorativa esplendida. Las copas perfectas al igual que la vajilla. Mantelería de cine. Acudimos a cenar aquí al menos 2 veces al año y seguiremos haciéndolo pues la experiencia es siempre satisfactoria.

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