Restaurante Manso en Santiago de Compostela
Restaurante Manso
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
78,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
78 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
4.5
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
6.0
Opiniones de Manso
OPINIONES
2

Además de aportar alguna foto, aporto mi decepción, esta era una de las opciones que mas expectativas me había creado , ya que me lo recomendaron profesionales del sector de mi querida Galicia , de hecho si casa Marcelo no hubiese estado abierto en estas fechas , hubiese sido aquí el acto central del sábado al mediodía de la Peña.

Gracias a dios, Marcelo estaba abierto el puente, dicho esto, solo puedo imaginarme que lo acontecido aquí, tuvo que ser un mal día de la cocina, puntual, para nuestra desgracia, ya que demasiada gente que sabe de esto, me recomendó el local , pero yo solo puedo calibrar lo que vi y comí .

El aperitivo de pate de sardina con crujiente pan sardo, correcto.

La sopa de castañas, insulsa.

Jurel marinado en ponzu, con una emulsión de espirulina y codium rico, pocas veces se come esta preparación, que no resulte agradecida, si se tiene un mínimo de cuidado al ejecutarla, dos raciones a 14€.

Alcachofas a la carbonara en brasa, copa de joselito, queso conté y trufa de otoño, la alcachofa, para mi, necesita un pelin mas de cocción, pero esto es cuestión de gustos, correcto, como dice Toni , tres raciones a 11€.

Crestas de gallo celta, unas guisadas y otras deshidratadas y fritas, estas ultimas impracticables para la correcta masticación, huevo poche, tierra de remolacha y las setas, pues sinceramente sobran las deshidratadas, ya que por su textura, no aportan un crujiente agradable, por lo que para mi, rompen el plato, dos raciones a 14€.

Vieira a la gallega, gratinada y con una hoja de alga codium por encima, correcta, no se apreciaba el sabor que este plato tiene que dar, para mí, 9€ por siete comensales.

Steak tartar de vaca gallega con foie a la brasa y pan sardo, pues como comenta toni, el exceso de grasa del foie, la daba un toque a sobrasada y no dejaba apreciar el sabor de la carne, 20€ por ración, nos sacaron dos.

Merluza con salsa de berberechos y pad choi a la brasa, ya no se puede escapar uno de esta verdura, un punto menos de cocción, para mi mejor, tres raciones y media a 20€, 70€

Capón con ñoquis y setas, en un lingote, muy bien presentado, pero en mi vida he comido nada tan seco, incluso después de pedir un poco de salsa, de lo que fuera, me la dieron del propio capon, no había dios que disfrutase con este plato, terrible, a 22€ ración, el plato mas caro que he comido en mi vida, dado como estaba ejecutado, también nos sacaron tres raciones y media.

Aquí los postres, junto con el jurel lo único que se salvo de este dia, para mi.

Aguacate, yogurt natural, helado de limón, lichi y tapioca, fresco y diferente, la untuosidad del aguacate con la acidez del resto de componente, muy bien a 6€ ración, repetimos.

Brioche caramelizado con helado de vainilla y nata, a modo de torrija, 6€, junto con el aguacate, las estrellas del día.

Texturas de chocolate Valrona con frutos rojos y sirope de ron, rico, nos gustaron más los dos anteriores, 7€.

Helado de avellana, espuma de limón, aire de chocolate y un cristal de Valrona dulce, de los postres nada reprochable que decir, bien.

Servicio de pan, 1,3€ por comensal, bien, además los dos aperitivos, el de sardinas y la sopa, sin cargo.

Para beber, después de la carta de Auga e sal, la verdad es que ninguna carta fue de mi agrado, se quedaban todas cortas.

La Pola , 27€ , la Lama 23€ , Aphros Loureiro (Portugal) , 17€ , Gimaro , Finca Meixan , 24€ , Martin os pasas ,24€ , Castellum Augusti (Albariño) , 20€ .

Yo en mi conclusión , quizás por ser el que eligió el local , y esto es como cuando organizas una boda , te lo tomas muy a pecho , no puedo ser tan magnánimo como Toni , no comimos bien , no para pagar 78€ , no para ser un local recomendado , como uno de los mejores de Santiago , no para dejarte bien , no para saborear una buena comida en Santiago ; que es algo puntual , seguro , pero no se puede errar tanto , y mas con la bonita oferta gastronomica de esta ciudad , no digo que no volveré , eso no se dice , y un mal día lo tenemos todo , pero si lo llego a escoger para el acto principal de una Peña gastronomica y me pasa esto …..

Para la comida del viernes, día 2 de noviembre, nuestra “avanzadilla” al Encuentro de Restauranteros ya había crecido hasta los siete comensales y decidimos reservar en uno de los restaurantes con más renombre en la capital gallega. El local se sitúa un tanto alejado del centro histórico y cuenta con una zona de barra y bar en primera estancia y un comedor interior más elegante al que se accede tras subir unos cuantos escalones. La decoración predominante es de estilo más bien clásico con presencia notable de la madera y las tonalidades marrones. Mobiliario un tanto más moderno y que destaca por su amplitud y comodidad.

Alberto Lareo, cocinero de Manso, elabora una carta con carácter estacional que se fundamenta en el producto de temporada y que, partiendo del recetario tradicional, integra algún toque contemporáneo bien sea por el uso de técnicas más modernas o por la inclusión de ingredientes más novedosos.

Nuestro horario de llegada (15.00 h) no permitió disfrutar del menú degustación, cosa que convenientemente se nos comunicó por teléfono en el momento de hacer la reserva. Fue el mismo equipo del restaurante el que se ofreció a confeccionar la comanda, propuesta que aceptamos. Se sacaron algunos de los platos en formato individual y otros al centro de la mesa para compartir:

- Paté de sardina: Pequeño aperitivo servido individualmente. Buen sabor el del paté y original en su forma el crujiente que acompaña para poder tomarlo.

- Sopa de castañas: pequeño cuenco, también individual, con leves recuerdos al fruto seco. Echamos en falta más personalidad.

- Jurel marinado: de los mejores platos de la comida. Perfectamente desespinado, fresquísimo y con aliños cítricos muy equilibrados pero dándole vidilla al plato. Muy rico.

- Alcachofas, jamón y huevo: Un clásico que siempre gusta. Correcto, sin más. Las alcachofas quedaron un poco duras.

- Setas con crestas de gallo: Las crestas del ave se presentan de dos maneras: unas guisadas, las otras deshidratadas y fritas a modo de snack crujiente. Nuevamente nos faltó un poco más de pegada en las setas y un puntillo más subido de sal. El crujiente quedó duro en exceso, cosa que dificultaba su ingesta.

- Vieira gratinada: Personalmente me gustó. Hubo a quienes no tanto. Plato sencillo y servido a temperatura perfecta.

- Steack tartar con foie: En la línea general que venimos comentando en el resto de platos: una buena idea, una ejecución correcta, pero… en este caso la conjunción de la carne con el foie daba como resultado un sabor un tanto sorprendente, como de sobrasada, pero quedando muy neutralizada la potencia de la carne que debe predominar siempre al degustar un steack tartar.

- Merluza con salsa de berberechos: Buen producto pero tal vez un pelín pasado de cocción. Rica la salsa de acompalamiento.

- Capón: Se sirve desmenuzado y en forma de pastel/terrina. Quedó bastante seco. Tal vez requería un salseado más generoso.

Antes de servir los postres nos sugirieron compartir entre los siete comensales las cuatro propuestas más atractivas de la carta. Lo aceptamos: buen consejo y buena decisión,

- Helado de limón y aguacate: Postre muy agradable y sorprendente. Puntos ácidos muy punzantes que se neutralizaban con la sedosidad de la mouse de aguacate. Gustó tanto que repetimos.

- Torrija: Perfecta. Tierna, en su punto justo de dulzor y con el acompañamiento de una especia de crema de mantqeuilla y una bola de helado que le iban muy bien. También repetimos.

- Frutos rojos: Aún estando por debajo de sus predecesores, gustó también mucho. Muy vistosa la presentación y rico el resultado final.

- Avellana y chocolate: un broche de oro para una parte dulce realmente brillante.

En el apartado del bebercio tomamos unas cuantas botellas de vino. La elección corrió al 50% entre el equipo de sala del restaurante y los compañeros más entendidos en el tema. Salieron a la mesa una botella de cada uno de estos vinos: Viña de Martín (Ribeiro), Castellum Augusti (Albariño), Aphros Loureiro (Portugal), Lapola (elaborado mayoritariamente con uva godello aunque también tiene algo de albariño y otras variedades minoritarias) y Guímaro y Lalama, ambos vinos tintos de la Ribera Sacra elaborados con uva mencía mayoritariamente. También tomamos agua y cafés.

Como conclusión les diré que no comimos mal, pero que ciertamente las expectativas eran bastante más altas. Como soy de los que siempre prefiero quedarme con la parte positiva, destacaría el jurel y los cuatro postres que rayaron a gran altura.

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