En un ambiente sencillo, agradable, sin sofisticaciones, surge una cocina compleja y técnica. No es lo que parece, es mejor¡¡¡. Tras la primera visita y en la medida de que voy probando el menú, empiezo a entender el avance y el asentamiento de esta cocina tras la anterior hace unos 7 años. El estilo no cambia, cocina natural, con bases clásicas, sencilla en apariencia pero compleja en el fondo. Y tan sólo es posible un camino para alcanzar ésto: una técnica depurada y desarrollada al servicio de un estilo, en apariencia no demasiado llamativo. Así explicaría la percepción personal de esta cocina , en este momento. Dos postres sofisticados y sencillos en apariencia, sobre todo el segundo de chocolate, un prodigio técnico , casi perfecto, impactante y bello. Magnífico calamar con arroz en su tinta socarrat, varias textutas, difícil y queé rico, Raviolis de manitas suculentos, tartar de atún con crema de ajo sublime y es ajo¡¡¡. Excelente lubina, sin complejidades simultáneas, pero con una cocción y sabor perfecto. Vacuno con crujiente y ciervo sobresalientes y sin excesos cazadores.En definitiva un lugar para disfrutar de una gran cocina , una cocina de altura , que quizás no lo parece, accesible a cualquier paladar con un mínimo de sensibilidad. Buenos vinos, no baratos. Servicio sencillo , pero eficaz. Menú de 80 euros. Hay otro más económico
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