Entretenido

Fecha de visita: 12/01/2018

Cena 4 pax.

Precio por persona: 40 euros.

Comida 7.

Entorno: 7

Rcp: 6,5

Servicio: 6,5

Servicio del vino: 6

Lo mejor: Arroz con pato y gorgonzola, hermenegildas (gildas pequeñas), patatas massiel (bravas) y especialmente la selección musical.

Lo peor: local frío, tiempos de espera entre algunos platos y raciones minúsculas (aunque a precios reducidos).

Viernes noche, 70%/80% de ocupación. Local con decoración inspirada en la movida de los años ochenta, mola. Selección musical de la misma época, salvo dos o tres patinazos. Aunque la decoración esté bien, sin embargo el ambiente es un poco frío, al igual que la temperatura del local. Mesas desnudas, sin tan siquiera mantelitos individuales, ese detalle no me gusta. La presentación de la carta, en especial la carta de vinos en un vinilo me gustó mucho. La presentación de los platos es muy llamativa, acorde con el local, personalmente me gusta.

En cuanto a la comida en sí, bien, sin grandes alardes. Los precios son moderados, pero es que las raciones son minúsculas, en algunos casos, como las gildas, no dejan de ser aceitunas rellenas, que en su interior contienen todo lo que llevaría una gilda. El servicio comienza muy rápido, pero luego la cadencia de los platos empieza a ser exageradamente lenta, menos mal que con la música se hace más llevadera la espera. La comanda es la siguiente:

-Esferificación de aceituna gordal, es una presentación que ya no impacta, pero no deja de tener un gran sabor. Una pequeña esferificación por cabeza.

-Gilda. Una aceituna un poco grande, rellena con la piparra y la anchoa, me encantó el sabor, pero me pareció muy pequeña.

-Cortezas de cerdo, demasiado secas.

-Nacho pop. No dejan de ser totopos con un guacamole con langostinos y otra salsa con cebolla encurtida. Normal.

-Ceviche de corvina. Sin pena ni gloria.

-Patatas massiel. Buenos trozos de patata correctamente fritos, con una buena salsa brava y una espuma creo que de alioli. Gustaron mucho, hubo que pedir una segunda ración.

-Chochinillo ibérico con salsa de tamarindo, muy rico, especialmente la salsa, pero otra vez un trocito minúsculo.

-Arroz de pato y gorgonzola. Sabrosísimo, uno de los platos de la noche

-Trufas de chocolate y café. Bien sin más.

-Espuma de crema catalana. Lo mismo, bien, pero no destaca.

-PannaCotta. No es la de la Piperna, ni la de Viridiana, pero gustó mucho. Muy rica.

En cuanto a la carta de vinos, un poco corta, pero me gustó la selección, encontré bastantes vinos que me apetecía elegir, finalmente nos decantamos por un hombre bala, que no falla nunca. Servicio del vino que se limita a preguntar si alguien lo quiere probar y a dejar la botella en la mesa, a buena temperatura, eso sí.

El local tiene también un bar de copas en la planta inferior, pero sorprendentemente la música no tiene nada que ver con la del restaurante, si no que se definiría más bien como “chunda-chunda”!

En resumen, si uno está por la zona y quiere compartir unos platos en grupo en plan informal y escuchar música de la época está bien. Si se quiere unos platos de mayor “vuelo”, mejor ir a la Malaje que está bastante cerca.

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