Decepcionado.

Ultima cena de este verano en Cantabria. No habíamos seleccionado nada para la noche del 24 de agosto y el día anterior tras muchas llamadas telefónicas pudimos hacer una reserva en el asador El Tronky, pequeño restaurante situado frente al embarcadero de Pedreña y a muy pocos Km de donde estábamos alojados, especializado en pescados salvajes del Cantábrico a la brasa y mariscos.

Este asador está siempre lleno hasta los topes, con colas interminables a las horas punta del mediodía y de la noche, tanto de autóctonos como de foráneos. Lo conocemos desde hace muchos años pero nunca habíamos decidido visitarle y esta fue la primera vez que lo hicimos.

Teníamos reserva a las 20h30 con condición sine qua non de dejar la mesa a las 22h00. Llegamos pues a la hora concertada, con el restaurante ya lleno hasta los topes, y nos situaron en una mesa de la terraza cubierta que se encuentra justo a la entrada del restaurante.

Muchas mesas bastante cerca las unas de las otras, sin manteles, con sets de mesa individuales, vajilla y cubertería contemporáneas y copas muy mejorables. El servicio de sala fue rápido y con ganas de que abandones la mesa para coger otro cliente, en cuanto has terminado el ultimo bocado de la cena ya tienes la cuenta preparada.  El servicio de vino es casi inexistente, consistió en descorche y puesta en la cubitera. Tienen una carta de vinos con alguna buena sorpresa.

Tras ojear la carta optamos por compartir los siguientes platos :

Mejillones en salsa casera. Buenos sin mas.

Rabas de calamar (1/2 ración). Buenas, mis ultimas rabas hasta una próxima visita a Cantabria.

Rey a la brasa (1 Kg) sin ningún tipo de acompañamiento. No nos lo presentaron antes de cocinarlo. Lo encontramos un poco seco y falto de condimento.

y de postres una Leche frita, correcta.

Para beber tomamos una botella de vino blanco, que fue una verdadera sorpresa, un Bermejo Diego Seco Ecologico DO Lanzarote 2018. Bodega Los Bermejos. Cepaje 100 %Diego. Agricultura ecológica. Fresco, seco, muy estructurado, sabroso, untuoso, mineral, de buena acidez . Un vino que ya conocíamos y que nos trajo buenos recuerdos de las Islas Canarias.

No tomamos cafés.

La cuenta ascendió a 52 €/persona. RCP correcta. Cocina sin nada que destacar. Tras esta primera experiencia es casi seguro que no habrá una segunda.