Diferente .

Últimamente el facebook me da buena información y así es como he descubierto este pequeño bar, a continuación os pego el comentario del blog por el que descubrí este pequeño local, el autor es Igor Cubillo, periodista y su blog es “Lo que coma don manuel”.

Antes deciros que nosotros pedimos la muxurra ahumada, la maridan en azúcar y sal y luego la ahuman y la aliñan, muy rica, también un bocadillo de coppa ibérica joselito, la zona de atrás del cuello del cerdo, un sabor entre jamón y lomo, te lo calientan un pelin para que sude, delicioso, gente joven y que te explica la elaboración de todo, un detalle.

Precios más que razonables, hablando de Donosti, el plato de la foto de mojarra 9€, y el bocadillo 3,5€, tres ruedas a 1,2€, una opción muy interesante, por el buen producto y las sencillas, pero sabrosas elaboraciones, el propietario, Borja García Argüelles, lleva años trabajando en I+D en el Akelarre.

Pero a continuación os pongo el texto de Igor cubillo, el que me descubrió el local.

“Matalauva, como la semilla asiática de uso medicinal y repostero que también llamamos anís verde, matalahúva, pimpinela blanca, hierba dulce, matalahúga o pimpinella anisum. Así ha llamado el bueno de Borja a un barcito con dos únicas mesas (mesitas, diría hoy), austero interiorismo y una clientela de lo más estruendosa donde presenta una oferta de picoteo diferente y de calidad. Las técnicas se cocción a baja temperatura y la regeneración de alimentos constituyen la base de una carta corta, pues contiene únicamente 14 propuestas, que se abre con embutidos deliciosos, como son el jamón ibérico (24€) y la coppa (cabecero de cerdo con sal marina, pimienta y ajo) ibérica (18€) de Joselito, y jamón de pato (18€) hecho allí mismo. Está bueno el platillo de muxarra ahumada (6,50€), guarnecida con cebolleta, pepinillo, alcaparra y cebollino, aunque a mí me pide un pelín más de swing, y me quito sombrero y bisoñé ante el carpaccio “de roasted pig” de presa ibérica, dispuesto bajo queso y rúcula. El cocinero primero cura la carne en tres partes de sal y una de azúcar, durante ocho horas; la primera tiene como misión quitar con su acción el sabor a crudo y el azúcar que no resulte salado; posteriormente, una vez curada la carne, quita ambas (sal y azúcar) y marca la pieza en la parrilla, con lo que consigue un toque ahumado abracadabrante. Ya está lista para ir cortando según se va solicitando.
Las alcachofas se preparan al vacío, a baja temperatura y sin agua, para mantener su sabor y color, y se emplatan con pasta pura de almendras. La huerta también procura calabaza rellena de su crema y sus pipas (9,50€) y, atención especial a su ración de ‘patatas’ un señor plato de tubérculos y raíces (9,50€), asados a distintas temperaturas, que reúne chirivia (“madre de la zanahoria”), patata azul, patata morada, boniato, colinabo, tupinambo y en ocasiones mastuerzo, raíz de la flor de la capuchina, un bulbo que, por lo visto, aúna sabor a regaliz y picante.
Del mar llegan los protagonistas de la clásica combinación de anchoas, bonito y piparrak (10,50€), y plasmo aquí mi decepción con la bolsa de mejillón de roca (12€), que se cocina en su propio jugo encerrado, con chalotas, laurel y pimentón, en una bolsa como esas donde se meten al horno pollo o costilas con condimentos deshidratados. Y de los cuatro postres sólo he comido el tiramisú “hecho por un italiano” (6€), pero ya les digo que procura deleite. Otra vez tal vez me decante por tarta de pera con salsa de chocolate (6€), queso artesano con nueces asadas (9,50€) o el clásico café irlandés (6€).
En resumidas cuentas, el hombre que desarrolla nuevos platos, técnicas y pruebas bajo supervisión de Subijana, el entendido que prepara los cursos y demostraciones que se desarrollan en el Aula de Cocina de Akelarre, así como las ponencias y presentaciones del tres estrellas en el exterior, baja a tierra, se torna pragmático, saluda al vecino y prescinde de la fantasía en Matalauva. La carta de vinos es también corta, pues sólo hay un cava, un champagne, un txakoli, cuatro blancos y tres tintos, tasados entre 12 y 44 euros. Y la terraza no la ha cerrado. Quiere ir poco a poco Borja, sin pillarse los dedos. Si mantiene el nivel de esa carta más que meritoria para una cocina sin salida de humos y empieza a dar servicio, más o menos clandestino, en ese almacén al que accederíamos por cocina, el siguiente paso estará dado. Sin prisa, pero con calidad, cariño y originalidad, y sin pausa. No es mala fórmula.”
(Igor Cubillo)

  1. #1

    Francescf

    A veces con 14 es más que suficiente... El problema suele ser ¿cuál probaré la próxima vez? ;-)

    El caso contrario podría ser el 100 montaditos... Nunca sé decidir cuál me cascará menos el estómago :-D

    Un abrazo para la familia :-)

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