Sorprendente

Hace varios años que no añadía un comentario en Verema, pero también hace años que no recibía un trato tan cercano y amable en un restaurante (ni en Valencia, ni fuera). Ese trato que nos dispensó anoche Ramonet junto a su mujer, que unido a la calidad de la cena que nos sirvió bien merecen que vuelva a escribir una reseña. Como ya se ha dicho en comentarios anteriores el local es pequeño (anoche en el comedor éramos 10 personas y estaba lleno), no tiene carta (Ramón organiza el menú en función de la compra del día) y ofrece un menú único, que no tuvo reparos en modificar para uno de los comensales que tenía alergia a la cebolla (difícil tarea). Ramón estuvo en todo momento atento a lo que sucedía en las mesas, dispuesto a responder a las preguntas que le hicimos y, como dijo varias veces, interesado en que nos sintiéramos como en casa (lo cual consiguió).

La cena se compuso de un gazpacho de melón con cebolla caramelizada (aceptable), un cebiche de caballa de Cádiz (EXCEPCIONAL, con mayúsculas), un tartar de ternera de Burriana (carne de excelente calidad aunque a mi gusto al tartar le faltó un poco de mayor carga en las especias) y un tataki de atún (muy bueno, el atún en su punto exacto y tan tierno que se deshacía en la boca; iba acompañado de unos tallarines tailandeses que para mí no eran necesarios). Hasta aquí los entrantes todos ellos para compatir menos el gazpacho, obviamente. Como plato principal, aunque también para compartir, una chuleta y un solomillo ambos a la plancha en su punto perfecto de cocción. Yo no soy muy de postres, así que no recuerdo la descripción del mismo que llevaba una galleta sobre un helado y que estuvo muy bueno. 

En cuanto a la bebida comenzamos con cerveza y un vermú de la tierra (a mi gusto este demasiado dulce). Durante la cena tomamos un godello del Bierzo, cuya marca no recuerdo, por recomendación de Ramón, y el vino blanco de la casa, un coupage de moscatel, macabeo y gewurztraminer de la marca Flor de Taronger. Ambos bien servidos y desconocidos por los comensales.

Las cantidades de cada plato fueron las correctas y, como Ramón repitió en varias ocasiones, no hay ningún frito con lo que la cena no se hizo pesada en absoluto.

En resumen, un grato y sorprendente descubrimiento en el que pronto será difícil conseguir una reserva. 

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Abreunvinito

    Un crack este Ramonet. Se ha autoformado por el mundo (Alemania, Sidney...) y tiene muchas ganas de hacerlo bien y lo trasmite.
    Los vinos tan buenos como fuera de circuito habitual, lo que es un plus muy infrecuente en este tipo de locales donde el verdejo fácil y barato de compra pero caro de venta, es el rey.

    Si te ha motivado para salir del lado oscuro y escribir de nuevo es buena señal.
    Saludos

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