Tan ricamente

En el marco incomparable de la plaza de mayor de Segovia y adosado al teatro Juan Bravo acaba de abrir este local bajo el auspicio gastronómico del cocinero Rubén Arnanz. Aprovechando el contexto que nos llevó hasta esta ciudad castellana, el X Encuentro de la Peña Gastronómica los Restaurantero, decidimos constituirnos en avanzadilla y visitar este restaurante apenas tres días después de su inauguración.

El local nace con la intención de dar servicio ininterrumpido durante todo el día y ofrecer a los segovianos y a los visitantes la posibilidad de tomar el desayuno, comer a mediodía, disfrutar de unas copas o cafés durante la tarde o cenar y acabar la noche en él. Local de dos alturas con barra grande y algunas mesas altas en la planta baja y pequeño salón en el primer piso. Decoración moderna y cálida que invita al relax y la desconexión. Personal joven que te recibe de buena gana y ayuda al disfrute.

No vimos la carta y nos abandonamos a la voluntad de Rubén y su equipo aunque me parece que le dimos un buen repasón a la misma pues nos juntamos gente de buen comer y degustamos bastantes platos:

- Berenjena asada, tomatitos y queso: Graciosa la presentación y muy rica la combinación de los tres elementos principales (siento no recordar de que queso se trataba). Trasfondo ahumado que armonizaba a la perfección con los leves toques dulzones de los tomatillos. Dimos buena cuenta de los panecillos que nos acababan de servir.

- Mejillones en escabeche: Plato muy fresco y totalmente apetecible con los calores que tuvimos todo el fin de semana. Servidos sobre su concha y con un toque muy personal a base de pimentón de la Vera. Un escabeche distintito y ligero que te permite tomar un buen número de ellos.

- Porras con rabo de toro: Presentación muy vistosa gracias en parte a las finas tiras de cebolleta roja que coronan el plato. Sobre una porción de una porra de grosor considerable, exenta totalmente de aceitosidad y con un dulzor controlado, aparece la carne de rabo de toro totalmente deshuesada, por supuesto, y unos brotes de cilantro y la susodicha cebolleta como culminación. Ambos aportan frescura y cierta exoticidad al bocado. Destacable.

- Croquetas de chorizo: Me sirvo de un sustantivo para definirlas como mejor se me ocurre: potencia. Muy presente ese sabor característico del chorizo de cantimpalo sin enmascararlo en exceso en la bechamel. Estábamos disfrutando de lo lindo.

- Cochifrito: Plato 100% tradicional sin concesión alguna a la vanguardia o a la reinterpretación. Al igual que sucedió con las porras, se agradece la nula presencia de aceite residual. Curioso el platillo en el que se sirve: una pequeña fuente de barro en forma de cochinillo.

- Pincho de pisto, huevo y chorizo: Huelga la descripción. Todo viene en el manual de instrucciones, es decir, en el enunciado del plato. Porción generosa y destacable el sabor que se consigue con el pisto.

- Patatas bravas: En el fondo del cuenco se coloca la salsa brava que no nos resulta excesivamente picante. Algunos de nosotros demandamos más tono en este tipo de platos. Sobre ella la patatitas enteras sin pelar y decoradas con leves incisiones circulares alrededor de ellas y con la culminación de la mayonesa. Ricas, aunque prescindibles.

- Garbanzos con oreja: Nuevamente frente a un plato de marcado estilo tradicional. Se sirven en pucherete y es el propio comensal quien se los sirve. No hay sorpresa, es cierto, pero si la magia que genera el rico poso gastronómico de estas tierras. Muy ricos.

- Hojaldre de whisky DYC: Un excelente remate para esta más que correcta comida inicial (esta previa ya viene convirtiéndose en un clásico). Tan rico estaba que repetimos.

Tomamos unas copas de Dorado en la barra y, a parte de un par de botellas con las que quiso agasajarnos el amigo Óscar (de bodegas Itsasmendi, por supuesto), pedimos un mágnum de Finca Caraballas (Rueda) y una botella de El Castro de Valtuille. Además tomamos un Oporto con los postres, cafés y alguna que otra ronda de combinados. Ello es lo que me obliga en cierto modo a no consignar el precio de la comida pues el precio final puede inducir a error y confundir al cliente potencial.

Servicio atento y simpático al que no se le notó para nada la falta de rodaje (algunos de ellos vienen del restaurante Villena con una estrella Michelín). Comida rica, ambiente agradable y buena selección de vinos y destilados. Pueden quedarse por mucho tiempo.

  1. #1

    oscar4435

    Mario , tambien llevo una botella DE ITSASMENDI , bien descrito , en breve comentaré o en no tan breve , alguna pequeña discrepancia en cuanto a la puntuación , pero nada que nos separe demasiado .

  2. #2

    Isaac Agüero

    en respuesta a oscar4435
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    Ya veo que vas a ser más severo...

  3. #3

    Isaac Agüero

    Me quedo fundamentalmente con el guiso de garbanzos y oreja, la porra con rabo de toro y los mejillones en escabeche...Rico ese verdejo dorado que para mí fue una sorpresa...

  4. #4

    oscar4435

    en respuesta a Isaac Agüero
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    Otra percepción, un pelin más ajustada, por error, siempre lo es, comparar, la comida y lo gastado, con la cena y lo gastado, y por supuesto lo comido, siempre es un error comparar.

  5. #5

    oscar4435

    en respuesta a Isaac Agüero
    Ver mensaje de Isaac Agüero

    Y la tarta 😊.

  6. #6

    Jansolo

    Pues no parece que os dejarais mucho por probar de la carta.
    Un abrazo.

  7. #7

    Abreunvinito

    Si es que eres un gran explorador... y facilón, enseguida te abandonas a la recomendación del chef local.
    Saludos

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