En un lugar de la Mancha...

De vuelta a Valencia, agotadas nuestras vacas por la bella y verde Extremadura, paramos en este pequeño pueblo cercano a Tarancón para reponer fuerzas.

Previa búsqueda en Verema nos acercamos a este curioso restaurante a modo de palacete.

Nos acomodaron en una mesa junto al patio interior. En un principio estaba muy tranquilo pero luego se fue animando la cosa.

Tras ojear la carta, el camarero nos aconsejó un poco sobre nuestra elección y optamos por nuestra favorita... "todo al centro".

Mientras esperamos la comida se imponen unas cervecitas y nos obsequian con una tapita de Rabo de Toro desmigado. Potente y sabroso.

~ Croquetas de Ajoarriero con Asadillo Manchego. De costra gruesa y crujiente y un interior que nos resultó excesivamente cargado de bacalao, por lo que quedaron saladas y un poco secas para nuestro gusto. Acompañadas de un rico asadillo manchego a base de pimiento, tomate, ajo...

~ Ensalada de codorniz en escabeche de calabaza, gelatina de perejil y ajo dorado. Presentada a modo de tártar con mezcla de lechugas, cebolla pochada, calabaza, judías verdes, ajos laminados confitados, ahí estaba la codorniz escabechada de forma correcta estando todo aliñado con pimienta negra. Buena pero sin destacar.

~ Risotto de conejo al romero con tomates secos y peineta de queso manchego. Un agradable risotto muy logrado que además del conejo deshuesado llevaba cebolla, pimiento verde, cebollino... El mejor plato.

~ Torrija de jamón ibérico con setas y crema de mojete con frutos secos. Tal y como nos explicaron la Torrija va bañada en leche y además en el caldo del jamón, por lo que la esperaba más jugosa. Iba cubierta de setas y jamón y reposaba sobre una base de crema de pimiento y tomate frito. Se quedó en correcta.

No había sitio para el postre por lo que finalizamos con un café solo.

Pan de hogaza troceado, corteza gruesa y crujiente y abundante miga. Rico!

Para beber, y puesto que había que seguir con el coche, nos apañamos con tres tercios de Mahou en total.

El comedor era bonito y sencillo, con unas 15 mesas bien vestidas en blanco y chocolate. Vajilla funcional también en blanco y resto de menaje muy correcto.

El servicio joven, uniformado y resuelto.

Restaurante que cuenta con todo tipo de servicios: una barra más informal a la entrada, un patio interior a modo de terraza, un luminoso comedor, incluso habitaciones para los viajeros.

En definitiva, unas buenas instalaciones en un bonito enclave pero un producto algo falto de "punch".