Merece más

Un local muy de barrio en su apariencia, con la clásica forma de tubo de las plantas bajas individuales, con una barra a un lado y fila de mesas al otro lado que se amplían al fondo al llegar a la zona de entrada de la cocina. La decoración es sencilla pero transmite cierta calidez y luminosidad. La zona del fondo es muy, muy ruidosa a nada que haya un pequeño grupo. La separación y tamaño de mesas es aceptable, con sillas correctas (peor los bancos de la pared), manteles individuales, copas correctas, destacable la vajilla.

Carta de vinos corta pero con vinos interesantes prácticamente en rango de precios de 10-20€ todos, con 9 opciones de blancos, 9 de tintos, 2 rosados y 2 cavas. No parece que el tipo de clientes les exija otra cosa, pero esos platos merece más, tener algún vino de más nivel para ocasiones especiales. Nos decantamos por empezar por unas cervezas a la llegada, Brabante, la oro y la oscura; seguimos con Mestizaje blanco (17€) y terminamos con La Maldita (14€), una garnacha de Rioja tan sencilla como agradable. El servicio básico de dar a catar y a la cubitera o a la mesa para autoservicio pese a no haber exceso de trabajo en la sala. El blanco llegó caliente en su inicio, no así el tinto que vino bien atemperado.

La carta de comidas que prepara el chef, Victor, tras un amplio recorrido por muy reconocidas cocinas valencianas, plantea un menú del día (19,50€), menú de tapas (22,50€), una carta de tapas gastronómicas, platos fuera de carta. Nos pareció prescindible el menú del día ante las opciones del otro menú, y como queríamos probar alguna tapa gastronómica más, lo reforzamos con algún extra. Ante esta situación salió el chef y nos indicó que probablemente fuera innecesario y excesivo, pero insistimos en que no nos subestimara y solo aceptamos rebajar las dos croquetas por persona a la mitad. Esta situación y el hecho de que estuviera el local con poca clientela permitió varios encuentros y comentarios. La conversación hubiera merecido más tiempo.

Cuatro para comer, compartiendo tapa cada dos comensales, lo que deja casi más en el concepto de ración que en el tamaño de tapa que entendemos. Las presentaciones y emplatados muy vistosos con abundante decoración, sin escatimar tiempo de montaje aunque quizás con el local lleno, el tempo de ritmo de servicio se vea perjudicado. Una cocina que merece más que quedarse en un menú de tapas.

Lo comido como extra (.) y lo incluido en el menú (-) que tomamos en orden de servicio:

. anchoas San Filipo 0: buen tamaño, buena calidad, sobre una base alternativa (cremoso) al tomate clásico, pero que resta algo de sabor al actor principal, al igual que la pequeña decoración complementaria con una lámina de aceituna, de cebolla y alguna cosa más que no recuerdo.

. croqueta de carrillera con setas y trufa: perfecta en su rebozado y fritura, jugosa en su interior y muy bien de sabor.

- mejillón gallego con cítricos y pimentón: correcto en su materia prima, muy bueno el caldo resultante.

- buñuelo de bacalao: recuerda mucho al de Raúl Alexandre de donde debió de conocerlo. Por tanto, muy bien desarrollado, sabroso, casi crujiente en su exterior y jugoso en su interior.

- tiradito de dorada con vinagreta de jengibre y soja: presentado a modo de pizza con una estética muy bonita y sorprendente, pero lo importante, el sabor también en buen nivel.

- guiso de pulpo encebollado con huevo roto: presentado en mini sarten en una estética más ruda, pero de nuevo, el sabor en buen nivel

- carpaccio de boletus con jugo de carne, foie y parmesano: un plato a no perderse, generoso en boletus, sabroso con unos ingredientes que están ahí por separado pero que forman un buen conjunto en la boca.

- nuestra versión de la patata brava: presentado en un lienzo que recuerda (salvando distancias) los platos de DiverXO. Debía haberse servido con antelación pero fue el último. Muy recomendable.

- postres compartidos: cremoso de chocolate con praliné de avellana con helado de dulce de leche y crumble de mantequilla, falso tocino de cielo de uva con espuma de yogurt. 

. otros postres fuera de menú: torrija de chocolate blanco y torrija de coca cola. Como los anteriores, todo correctos en su presentación y planteamiento.

Rematamos con cafés, según demanda, y nos ofrecieron algún chupito de la casa, a destacar el de mistela de moscatel Mig Segle, mientras departíamos con el chef al quedarnos solos en el local, una vez más.

Sin estar trabajando sobre producto caro, hay mucha cocina en estas gastrotapas, generosas en su ración y trabajadas en su presentación. Merecen más que estar en un menú de diario.

Un sitio a seguir evolución porque tiene que crecer en ideas y novedades, pues, como los buenos guisos, se ve que detrás hay una buena base y no un máster de la Juan Carlos I.

 

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Joan Thomas

    Este me parece muy atractivo... en todos los aspectos. A seguir.
    Saludos

  2. #2

    Abreunvinito

    Sorprendente y para repetir.
    Saludos

  3. #3

    Aloof

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    este es de los mios.saludos makina.

  4. #4

    Abreunvinito

    en respuesta a Aloof
    Ver mensaje de Aloof

    No es tan de marico..aditas pero sí de buenas presentaciones.
    Saludos

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