Restaurante Tripea en Madrid
Restaurante Tripea
País:
España
Provincia:
Localidad:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
36,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo noche, lunes y martes mediodia
Nota de cata PRECIO MEDIO:
40 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.5
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
4.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Tripea
OPINIONES
3

Dificil dar por más por menos. Y no te digo que lo mejores, ¡igualamelo! Volvería a comer ahora mismo todos y cada uno de los platos (y alguno más); y te vas echando cuentas de lo que has pagado y has comido y ni te salen.

La cocina es poco más que la de mi casa. Cuatro o cinco personas ahí bregando cosa mala. Es verano y hace un calor del carajo. Ellos remando.

Mesa corrida. Veinte personas humanas todo lo más. Cuando la mitad de la mesa íbamos hacia el segundo plato ha llegado otro grupo, y cuando estos iban a por el segundo se ha completado la mesa. Échale tú el fregao de intendencia en ese brete. Ooooye, pues han sufrido lo suyo en este servicio pero los clientes no hemos notado ni pizca. Impecable servicio e idem los platos. ¡De traca!

Aperitiveo para calentar de patatinas con huancaina y sriracha. Amos a por el asunto. Tiradito de lubina. Setas sobre crema de huevo frito. Mejillones en leche de tigre. Dumplings de pato. Codorniz. No sé, seguro que alguno se me olvida. Todos están para repetir y llevarte un tupper. Y me fastidia (j?de) no llegar con hueco, porque había un par de extras y sobre todo uno me llamaba (gritaba) la atención: tamal de pintada con salsa de callos. ¡Me quedé con ganas infinitas!
Ah, sí, también hay postre. Coulant. Que dicho así suena a bueno pues vale, pero es que ya no me cabían más palabras en la cabeza de ingrediente que no conozco, pero que también estaba requeterico.

Tienen carta de vinos, muy corta pero para mi razonable. Con este tipo de comida yo no me veo, de modo que un par de cerves y ale con Madame Isabel II.

El asunto es de 35 EUR (bebida aparte). De verdad, que hacía eones que no iba a un sitio en que dieran tanto por tan poco.

Luces y sombras porque debido a un malentendido o quizás a una mala interpretación por mi parte, desconocemos, cuando nos sentamos, que por las noches solo sirven menú completo. Llevábamos otras intenciones, en cuanto a apetito y en cuanto a gasto, pero la proverbial vergüenza hispana y el no saber decir que no, nos hace quedarnos.

Como decía, por las noches solo sirven un menú de 8 platos a 35 euros.

Paso a describir los platos, luego hablaré de las luces y las sombras.

- Papas a la huancaina: unas pequeñísimas patatitas, con una rica salsa huancaina. Bien como aperitivo, pero no es un plato, aparentemente, que llame la atención.

- Empanadilla de atún con mermelada de tomate: una empanadilla como las que hacía hace muchos años mi madre, está rica, pero es una empanadilla.

- Tiradito de corvina con leche de tigre de fruta de la pasión: muy rico tiradito con ese contrapunto agridulce de la fruta de la pasión en lugar del limón o la lima, está bastante bueno pero nada que no haya comido ya antes.

- Shitake con crema de huevo frito: un plato en apariencia sencillo, pero que resulta muy sabroso. Digo en apariencia porque desconozco como podrán hacer la crema de huevo frito, que al mezclarlo con las setas parece una suerte de revuelto. Puro umami en el plato. Bien.

- Ceviche-wok de mejillones: mejillones cocidos o al vapor, servidos con su concha. Se le quita y se mezcla con la salsa (otra especie de leche de tigre, en este caso de ají amarillo), resultando un ceviche caliente muy singular. Bien.

- Wanton de pato con mole poblano: espectacular mordisco, puro sabor concentrado en el wanton, que mexcla el pato y una salsa como el mole poblano. Contundencia. Muy, muy bien.

- Curry de ají de gallina: hace un tiempo estaba pensando si a algún cocinero se le había ocurrido ya fusionar las cocinas peruana y tailandesa, existiendo la cocina nikkei (peruano-japonesa) y la cocina chifa (peruano-china), pues sí, existe o al menos aquí se les ha ocurrido. Un gustosísmo ají (guiso) de gallina, mezclando el ají amarillo y el curry, también amarillo y con una base de arroz que al mezclarlo todo queda como un risotto en consistencia (también lleva parmesano). Un plato de 10, para mi gusto, jugando con los contrastes de esas dos cocinas pero con un eminente calor hogareño. Junto con el anterior, el mejor plato de la noche.

- Blondie (brownie de chocolate blanco), con galleta, plátano y no sé cuantas cosas más. Un postre super goloso y contundente, muy rico y para comerse 3, pero... alguna sombra, para mí gusto. En primer lugar me parece un plato demasiado contundente para finalizar un menú con varios platos, y más por la noche, personalmente esperaba algo más fresquito. Por otra parte me parece que rompe la línea conceptual del menú peruanoasiático, parece más bien el postre de una hamburgursería u otro lugar de cocina estadounidense. Dicho esto, el postre es sobresaliente.

 

En cuanto al tema de bebidas, pues alguna que otra sombra: no tienen carta de vinos y solo te indican las cosas que tienen por copa o botella cuando les preguntas. En blancos tenían un Ribeiro a 22 euros (no recuerdo el nombre, no estaba mal pero tampoco me dijo mucho) y un riesling alemán de Leitz, sobre ese precio. También un cava rosado y varios tintos. También tienen Estrella Galicia y La Virgen, de cervezas. Esto en cuanto a sombra, en cuanto a luces, de agradecer que nada más sentarte tengas una jarra de agua a tu disposición. Por otra parte, puedo entender la política del sitio en particular, pero en este mercado es frecuente comer de un lugar y llevar la bebida de otro o viceversa. Nosotros consultamos si podríamos llevar el vino del cercano puesto de Vinos Deliberados (que recomiendo personalmente) pero nos dijeron que no.

En cuanto al entorno, pues es un mercado, te sientan en una mesa corrida y en taburetes. Ningún problema con esto, sobre todo si mi idea inicial era picotear algo y gastarme en torno a los 20-30 euros en un par de tapas y sendas cervezas o copas de vino, pero cuando te gastas más de 90 euros pues quizás esperas algo más. Sobre todo porque estás en un mercado y el baño, por ejemplo, está lejos.

Servicio cercano y majo.

En resumen, luces y sombras para un lugar con una cocina destacada, de buena nota en general, con platos muy destacables pero con algunos peros. Para comer en estilo informal, prefiero algún otro sitio de este mismo mercado como Kitchen 154, que quizás no llegue a esos niveles de fusión, pero que ofrece una sabrosa cocina en un ambiente también informal, pero con otros precios.

P.D.  Pongo la RCP buena, porque 35 euros me parece un precio justo para lo que se come en calidad y cantidad, aunque yo esperase otra cosa.

El Mercado de Vallehermoso está con camino firme evolucionando a una combinación entre puestos de alimentación gourmet, donde Higinio Gómez y sus aves son los abanderados de esa exprexión y espacios de restauración como Kitchen 154, Washoku y Güey. La última incorporación a este último grupo es Tripea.

En Tripea, la inversión corre a cargo del Grupo Tiradito (Tiradito, Barra M, Chambi (Mercado de Chamberí)): mientras que la dirección y ejecución gastronómica corresponde a Roberto Martinez Foronda (Nikkei 225, Nakeima, Kena). Únicamente consta de una mesa alta de madera que se comparte por un máximo de 16 comensales, admitiéndose reservas (lo cual es de agradecer). Juntos pero suficientemente separados.

Cocina peruana con guiños asiáticos sin ningún atisbo de fundamentalismo. Roberto Martinez ejecuta las recetas desde su perspectiva sin seguir una línea demasiado académica. Se busca más el sabor y cierta potencia que ese tono ácido que marca mucho de los platos peruanos. Una propuesta peruana sin estridencias.

Como suele ser habitual y más en una primera visita, nos dejamos llevar. Comenzamos con una causa limeña con guiso de manitas y papada ibérica. Extremidades deshuesadas y cortadas como en un picadillo que rellena una patata ibérica suave y melosa. Arranque fuerte y enérgico. Ya sabemos de qué va esto.

A continuación shitakes y champiñones al ajillo que se acompañan de un pan de focaccia algo grueso y una crema de huevo frito deliciosa que ya pudimos disfrutar en Kena junto con el steak tartar de presa ibérica. Correcto.

El ceviche de mejillones provoca cierto bucle. La conjunción en la salsa de la leche de tigre, el ají amarillo y la criolla de cebolla conforman un sabor más intenso y picante que ácido. Cuidado con los pequeños trozos del ají rojo que encienden la lámpara. Interesante.

Con el tiradito de corvina de nuevo se reduce ese empuje ácido con la incorporación de la fruta de la pasión y el aguacate. EL corte laminado es generoso pudiendo notar casi la musculatura del pescado. Uno de los pagos obligatorios. Un plato de nivel que invita a regresar.

El tori karage de corral viene acompañado de boniato, horseradish, pesto y una salsa con vino tinto. En el paladar se mezclan los puntos dulces y salados que provienen del marinado del pollo. Bueno.

A modo de pruebas un niguiri de mojama y pak Choi ahumado que funciona realmente bien. Un bocado realmente singular por la incorporación de la verdura que aumenta la jugosidad del envite. Ingeniosa intuición

El curry ají de gallina está para ponerle un piso. Carne jugosa, deshilachada proveniente de un guiso pulcro y fino. En este detalle se nota la mano del buen guisandero. El curry le aporta una punzada más de intensidad a un plato que tiene verdadero brillo.

Deduzco que para un cocinero tener a apenas diez metros la pollería selecta de los Hermanos Gómez es al mismo tiempo una tentación y la chispa que genera ideas que se convierten en pases. Como colofón de esta primera ataque a Tripea, Roberto nos ofrece la codorniz con quinoa. EL cereal guisado con la demiglaçe del ave es suculenta. Las pechugas se disfrutan de forma directa y abundante; la piel de las mismas está ligeramente caramelizada y se separa fácilmente de la carne que se presenta en un punto de mucho nivel. Mientras que la textura de los muslos resulta más fibrosa. Comanda obligada. Bravo.

La carta de Tripea es corta. A ella se le unen “fueras de carta” de forma que los comensales se puedan elaborar un menú en función del apetito con el que aterricen en el mercado.

Teniendo en cuenta el contexto, las aspiraciones del local y el precio, esta primera impresión ha resultado notable. Tengo la sensación que paso a paso Tripea irá a más. Puede que se necesite dos manos más para mejorar la rapidez de los servicios.
En Tripea, las ideas están claras y la ejecución que se realiza en la mayoría de los casos es de alabar. Si la oferta es dinámica y dado el factor limitante del número de plazas, este espacio se convertirá en uno de esos puntos de compleja reserva nocturna. Tiempo al tiempo.

Tiradito de corvina, curry ají de gallina y la codorniz con quinoa son el trio de platos que muestra de lo que Roberto Martinez es capaz. Sin duda, un trio para repetir.

Post completo y fotos en goo.gl/93Qfqe

Comida 7
Servicio del vino 6
Entorno 6,5
RCP 7,5

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar