Me esperaba algo mas

De retorno para casa, nueva parada y fonda en Bilbao. No habíamos reservado ningún restaurante para la cena, así que paseando, paseando, llegamos frente al restaurante Amaren, especialista en productos cárnicos, miramos la carta en el exterior, preguntamos si habían plazas disponibles para poder cenar en la terraza  y tras una respuesta positiva decidimos instalarnos en la mesa que nos indicaron.

Mesa muy pequeña, bien vestida con mantel y servilletas de tela, vajilla y cubertería contemporánea, cristalería correcta pero que deberia mejorar. El servicio de sala fue correcto, sin mas, el servicio del vino efectuado en nuestro caso por la misma persona idem de lo mismo. Este ultimo consistió únicamente en el descorche y primera cata. No vi el interior del restaurante.

No teníamos hambre suficiente para tomar un chuleton de buey, plato estrella del restaurante asi que optamos por confeccionarnos un menú perso con  cortes de carne a la brasa.

Optamos por cenar lo siguiente :

Para empezar compartimos :

Croquetas caseras de buey, un poco picantes y acompañadas de una salsa barbacoa casera. Puro sabor a buey, potentes y distintas de las croquetas clásicas.

Ensalada de ventresca de bonito de Mutriku, anchoas del Cantabrico y pimiento morrón. Sin complicaciones. Buena

Como plato principal ambos tomamos

Lomo bajo (2) madurado 35 días con patatas parmentier y piquillos a la leña. Los pedimos e insistimos en ello, muy poco hechos. El que le sirvieron a MC particularmente fino para este tipo de pieza, estaba muy hecho y se dejo prácticamente la casi totalidad de la carne en el plato. El mío (el de la foto) casi dos veces mas grueso estaba correcto. Transmitimos el problema al camarero cuando apareció por nuestra mesa, y este amablemente fue a transmitir el problema a cocina y volvió diciendo que podían proponernos  otro... Una pena de plato que hace que me interrogue sobre el "savoir-faire" del personal de cocina especializado en la cocción de grandes piezas de carne...

Como postre compartimos

Torrija caramelizada a la llama, rellena de crema de higos, helado de arroz con leche y crema de coco. Mucho bombo en la presentación para un resultado banal. Buena sin mas.

El pan fue correcto.

Para beber, como no teníamos ganas de tomar un vino tinto por la noche y los vinos blancos de la carta no me decían mucho para acompañar nuestra cena, optamos por tomar un vino rosado Chivite Las Fincas IGP Vino de la Tierra 3 Riberas. Cepajes Garnacha tinta de la finca Legardeta. Vendimia manual. Crianza de 6 meses en barricas de roble. De color rosa pálido es un vino agradable, equilibrado y persistente en boca. Acompañó bien la cena.

No tomamos cafés.

La cuenta ascendió a 54,60 €/persona. RCP correcta tirando a floja, vista la preparación de la mayoría de platos que tomamos. En esta ocasión la cocina no estuvo a la altura, y el servicio de sala y del vino tampoco, la mediocridad general no estuvo en consonancia con los precios que practican. No volveremos.