Fuimos mi pareja y yo a comer para celebrar el Dia de Sant Jordi.
Mi pareja reservó con bastante antelación para asegurarnos de disponer de mesa y no tener que hacer la enorme cola que hay para poder comer. Ahora, habiendo comido allí, no entiendo por qué tanta fama.
Servicio lento y sin grandes atenciones. De primero comimos unos buñuelos de bacalao, gambas y unas cigalas plancha que nos las tuvieron que cambiar porque las pedimos, insistiendo en ello, que no nos las trajeran abiertas y sin ajo y perejil.
De segundo, ambos pedimos pescado. Él una suquet de rape y yo un rape a la plancha. Su plato era ridículo y de suquet nada de nada. Mi plato se limitó a dos rodajas (eso sí, muy fresco el pescado) y una patata pequeña al horno, de tamaño minúsculo.
Todo bañado con un Riestling afrutado servido sin ninguna atención y, de tanto esperar, nos servimos nosotros mismos el vino.
Ninguna simpatía por parte del servicio, más bien lo contrario.
Salimos con gran decepción. Precio exagerado por el conjunto de todo: 124 € con vino y sin postres.
Materia prima buena pero por el conjunto del local, servicio, presentación platos....no es proporcional la calidad-precio.
Me quiso dar una sorpresa y salimos decepcionados. Comentándolo con gente, nos dimos cuenta que la opinión general es la decepción en global porque tiene un renombre dicho restaurante pero no se concuerda para nada con la realidad.