Puede mejorar
Animado por los comentarios anteriores dedicidimos probar este restaurante abierto hace solo unos meses. Reservé para cenar para 5 personas, aunque no hubiera hecho falta reserva alguna, estuvimos en el comedor (bastante amplio) solos durante toda la velada. El resumen de nuestra experiencia es que, al contrario que en los comentarios anteriores, a nosotros nos defraudó. No hay valoración de los vinos porque no tomamos. Los diferentes platos que compartimos fueron:
Las croquetas de centollo: pequeñitas, de un bocado, sabrosas. Como en otros muchos restaurantes, el número de comensales es irrelevante para el cocinero, si éramos 5 comensales, ¿tan difícil es poner 10 croquetas, en vez de 9, que son las que ya nos indicó el camarero que vendrían en el plato? Cóbren la croqueta extra después si es necesario.
Pulpo de roca gallego con boniato y emulsión de tandori. Duro como una piedra. No podía dejar de recordar el que comimos solo dos días antes en otro restaurante de cocina de mercado, que no mencionaré aunque puede adivinarse, que se deshacía en la boca.
Empanada de nuestro obrador: nada especial.
Bao de jarrete con queso azul y endivias. Raciones de dos unidades... éramos 5, menos mal que uno de los comensales pasó de este plato. Mini bocadillo en pan bao de interesnte sabor y textura.
Tartar de vaca gallega con queso de oveja. Lo mejor de la noche, sin duda. Sabrosísimo, tierno y con el punto de picante justo.
Taco de vaca gallega madurado 40 días. Hecho por debajo del punto a petición nuestra, fue la gran decepción de la noche. Es complicado conseguir un filete poco hecho y con la temperatura adecuada en la parte central. El taco estaba frío en su interior y en general poco o nada tierno. Su buen sabor no compensó el resto de deficiencias.