Local horrendo. Arroz espléndido. Vinos estupendos. Servicio regular y muy lento. Pero la ausencia total de insonorización es algo que hace desagradable estar ahí más de lo necesario. Por lo demás es uno de los mejores lugares para comer arroz de la ciudad de Valencia

Este restaurante de arroces se ha convertido en un salon de banquetes.. estuve el otro dia con mi mujer y me decepciono bastente, la comida no esta mal, buena la ensalada de la casa, buena la puntilla, y el arroz muy correcto. El servecio es de un bar de poligono.. Mucho ruido y mucha prisa por que termines y dejes la mesa libre...

Desencantado, el arroz pasado, el servio a tompricones, el postre inexistente y 20 minutos de espera para la cuenta.
A evitar

Comida de Navidad en este local, conocido por sus buenos arroces, pero he de decir que me decepcionó. Y van con esta tres. Un menú contratado de paella valenciana y entrantes por 60 euros/comensal. Aparte, bebidas y cafés. El arroz, bueno sin pasarse. Una paella "de Restaurante", es decir, preparando un caldo el día anterior y echado directamente sobre el arroz. Un 7,5 -8 sobre 10. No estaba mal, pero para ese precio y por ser un local famoso por sus arroces me pareció insuficiente. El problema vino con las tapas: ibéricos, quisquilla, esgarraet, sepia con mayonesa y salpicón. Eran tapas para 2 personas servidas a ¡¡6 comensales!! Por si fuera poco, se olvidaron del salpicón, que tuvo que ser reclamado. Ante esto y la queja por lo minúsculo de las tapas (que estaban simplemente aceptables), nos sirvieron una ensalada. La comida agobiante: el local excesivamente lleno, muy ruidoso, y en la mesa apenas cabían los platos. El vino, un rioja reserva 2001 Coto de Imaz, demasiado caro (19 euros). Los postres bien, pedimos los caseros: flan y tarta de tiramisú. Lo único destacable es el servicio. Nos atendieron una chica de edad mediana con acento del este y un chico joven sudamericano. Muy atentos, agradables, y con profesionalismo pero sin afectación. En resumen, la RCP empieza a resultar bastante desaconsejable en este local, demasiado caro para lo que es, agobiante, con unas raciones minúsculas y en el que solo sales satisfecho del agradable y profesional servicio.

Todo comentario que pueda realizar en referencia a este restaurante es:EXAGERADO PRECIO. He acudido en diversas ocasiones a Casa Roberto puesto que considero que es un sitio donde se cocinan los mejores arroces de Valencia pero al nivel al que han llegado me parece intolerable. Manteleria, vajilla y cubertería poco acorde con la calidad del restaurante. A tu llegada encuentras algunos entrantes dispuestos en la mesa por si quieres consumirlos (algo poco adecuado en buena restauración). El arroz EXCELENTE. En cada ocasión me voy un poco más cabreada con los precios, trás esta ocasión y pese al extraordinario arroz que cocinan, no volveré a Casa Roberto. Hay muchos buenos restaurantes en la ciudad que te cobran por lo que comes y a una calidad similar. La fama les ha hecho perder el sentido de las cosas.

Restaurante harto conocido y especializado en arroces en la Zona Ensanche.
La última vez he ido en Domingo, lo que quizá no sea excesivamente aconsejable: Mucha bulla.
RCP no muy buena por el lado del precio. Aperitivos directamente puestos sobre la mesa cuando se llega (Jamón y esgarraet de pimiento bacalao y mojama). Después paella de bogavante y acompañando un Marqués de Riscal de Verdejo de Rueda. Total con postres normales 65 €/persona. Ración de arroz abundante y calidad con división de opiniones tirando a buena. Carta de vinos standard (sota, caballo y rey) ¿Porqué creen que he pedido ese vino a 13,50 €?.
Servicio no muy profesional, quizá por ser festivo; no se acepta demasiado bien que te atiendan yendo de sobraos. Local ruidoso y con decoración no profesional.

La verdad es que no suelo arriesgar y cuando acudo a Casa Roberto siempre lo hago llamado por su caldero de bogavante, para mí de los mejores de Valencia. Quizás soy cobarde por no probar otros arroces pero prefiero ir sobre seguro. Esta vez declinamos los aperitivos de la casa y optamos por unas gambas a la plancha (buenas pero pequeñitas) y unos boquerones muy ricos. Nos reservamos para el caldero pues siempre las raciones son abundantes y cunde para 2/3 platos por persona. Como siempre excelente y mejor un poco reposado. 2 botellas de Marques de Riscal ayudaron. Con 2 postres, los cafés y cervezas previas salimos (eramos 3) a 60 euros por cabeza. El local como siempre muy concurrido y el servicio correcto.

Para mí este restaurante ha perdido su encanto, precios muy elevados, pero hay que reconocer que el arroz lo hacen muy bueno, aunque empiezan a tener serios competidores, el servicio a desmejorado sin ser malo, pero me gustaba más hace 15 años con su decoración estilo valenciano . El trato ahora es más impersonal. De todos modos para comer un buen arroz es bueno.

Excepcional paella. Camareros amabilísimos y eficientes, aunque apresurados. Pero todo tiene un pero. Copas extravagantes, no cambian los cubiertos entre platos -cutrillo para lo que cobran- y postres nulos tipo Comtessa.
Y lo peor: una gritería intolerable de las abundantes mesas demasiado próximas que impide mínimas conversaciones distendidas.
Es mejor un arroz menos bueno, pero en un sitio más hospitalario, para mi gusto.

Comida familiar con menú prefijado, con lo que ello comporta, por ejemplo, que el vino ya estaba elegido de antemano(rioja crianza de la casa, pasable, pero servido a temperatura ambiente. Bueno, lo de servido es un decir, ya que estaba encima de la mesa, y lo servimos nosotros). Ignoro si este hecho se produce también en el resto de mesas con menos comensales. No pude ver la carta de vinos, aunque por las botellas dispuestas en un armario, había referencias más que interesantes.
Desde luego, la opción del reservado de la planta de arriba es la más acertada, porque al ver la disposición de las mesas del comedor grande, nada más entrar, aprecié apreturas y mucho ruído.
Los entrantes estaban también elegidos, y en general buenos (jamón y lomo de caña, esgarraet, sepia, gambas y salpicón). Excelente la paella de pollo y conejo. Perfecto de sabor y punto del arroz, el único pero (mínimo) un pelín aceitosa. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una paella.
Servicio amable y voluntarioso, ignoro el precio final, ya que fui invitado.