Maravilloso descubrimiento

Maravilloso descubrimiento ha sido el descubrir este restaurante. Pequeño local original de 1924, 4 generaciones les avalan. Algo ruidoso al estar limitado al espacio, donde apenas hay entre 30 y 40 servicios. Vale la pena entretenerse con los 3 relojes antiguos, verdaderas joyas. Aparte de la carta, tienen la concepción de la cocina de mercado y de temporada, hay varios platos que no estaban en carta, como fueron los erizos rellenos de una bechamel realizada con el coral, exquisitos, ¡¡Mar en estado puro!!. No pudimos abstenernos de probar los garbazos con gambas y muselina de ajos. Muy suaves, las garbanzos de pedrosillo bien cocidos y muy cremosos. En platos tomamos la carrillera de ternera confitada durante 18 horas, de la mejores que he tomado.Los platos de pescados se ve el cuidado de la materia prima. Hay que dejar un hueco para los postres, especialmente los de chocolate. El servicios es encantador. En cuanto al vino, la carta es relativamente corta con referencias interesantes, la cristalería es correcta.

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