Un local ubicado en la antigua carretera Madrid-Valencia, en el pueblo de Tarancón y entremezclado con otros restaurantes y negocios del polígono, destaca un local con amplios ventanales a la calle, elegante en su concepto, con una zona de gastro bar y tapeo a la entrada con mesas y sillas altas donde se aprecia la enorme bodega que además utiliza reposa botellas para tentar. La carta de esta zona ya de por sí es bastante tentadora y dado que llegamos demasiado pronto a la comida, optamos por tomar un par de cervezas Casimiro trigo y Casimiro Mahou Ale muy tostada, un doble de presión sin alcohol y una coca-cola con una ración de torreznos más, por cortesía de la casa, un aperitivo de una pequeña loncha de pan tostado con atún y esgarraet (pimiento rojo asado).
En un comedor bien decorado, mesas amplias bien separadas, sillas cómodas; destaca que algunas mesas (las cuadradas van con camino de mesa, mientras que las redondas y grandes van con mantel de tela). A la entrada, un expositor de pescado con una enorme urta y un gran rape complementada con almejas, navajas y pata de pulpo, que parecen intentar que alguien pida pescado en vez de carne, pero es misión imposible desde que en el último concurso mundial (2018) salió premiada una carne de origen escocés y criada con solo a base de pastos en Finlandia con maduración alrededor de 30-60 días y que en España solo se encuentra aquí. Nos confiesan que se ha disparado la demanda y así lo parece ya que el comedor se llenó y alguna mesa se dobló. Dispone además de un gran salón para banquetes.
En la carta de vinos, con más de 180 referencias, bien editada y clasificada por DOs y por bodegas, con una amplia presencia de vinos de la zona, pero sin descuidar ninguna otra zona y también con vinos foráneos. Los precios más correctos de lo habitual. El servicio de vino bien presentado y dado a catar más la primera ronda de servicio, buenos consejos y optamos por tinto local un PF (Pie Franco) de bobal, de bodegas Ponce con 94 puntos Parker, una bodega que no para de crecer y mejorar. Además un par de aguas pequeñas con gas de Solares y otro par de grandes sin gas de Solan de cabras.
La carta de comidas es amplia y variada reservando un pequeño espacio para platos de la zona; también algo de platos de cuchara, opciones de pescado y sobre todo la parte de carnes y en especial, el motivo de nuestra visita: esa vaca vieja considerada la mejor carne del mundo 2018. También, y en hoja suelta añadida, hay un menú especial de fin de semana (40€) y unas recomendaciones del chef dirigidas exclusivamente al mundo marino.
Nos traen a la mesa una gran chuleta de esa vaca vieja Ayrshire de 1,7 kgrs (65€/kg) y que resulta un espectáculo de su grasa infiltrada, color y presencia, antes de pasar por cocina. A su regreso prácticamente solo sellada para terminar de hacer en una plancha calentada con etanol en la mesa (demasiado olor en mesa) fue un verdadero disfrute y la apreciamos menos intensa que esas carnes de muy larga maduración, siendo por el contrario una carne tierna, oscura pero no por el clásico color de la carne madurada en el tiempo sino por la raza, con un sabor y un punto algo más dulce de lo esperado y con una grasa infiltrada muy sabrosa. Se acompañó de unas buenas patatas fritas servidas en cestillo con papel y unos pimientos rojos de Lodosa asados y sabrosos.
Pero también hubo algo más, como un buen pan tipo bollo y un buen aceite Cortijo de Suerte Alta de picual en envero. Para empezar, un previo compartido pero servido de forma individual:
. una tapa a compartir de un correcto tartar de atún.
. manitas de cerdo deshuesadas, a la plancha con demiglace de cochinillo y un detalle de crema de manzana asada. Más complicadas de lo necesario en la elaboración.
. morteruelo casero de Cuenca, servido en una pequeña sarten y con tostadas de pan. Muy bueno, bien de sabor sin estridencias, bien tamizado y especiado. Perfecto.
. anchoas 00 con un buen tomate en rodajas y su aliño. Notables.
Para acabar, un par de postres compartidos de las 7 opciones posibles y con buenas presentaciones:
. donuts a los 3 chocolates con helado de chocolate blanco: amplia ración, menos dulce de lo esperado. Gustó.
. coulant de chocolate con helado de vainilla: bien resuelto el coulant y sabroso; muy normal el helado.
Nos permiten llevar las bebidas iniciales de la barra a la mesa por lo que, aparte del vino, solo tomamos agua con y sin gas. Unos buenos cafés finales y a la carretera, que aún queda trecho. Posiblemente sea una de las mejores opciones de restauración de la A3.