Un mal día lo tiene cualquiera

Sábado, fallas repartidas por toda la localidad y una aglutinación importante de gente por las calles de Dénia. En estas condiciones es difícil encontrar dónde cenar, así que pusimos el "coco" en funcionamiento. 

Nos rondaba de hacía un tiempo la idea de visitar un pequeño local al final de la prolífica Calle Loreto. En él, según nos habían contado, se fusionaba una cocina Mexicana con toques orientales o viceversa. En cualquier caso, una propuesta arriesgada pero bien resuelta, decían... Bien, puede que no tuvieran su día, puede que les desbordaran las previsiones, puede... pero la verdad es que fue un desastre. 

En cuanto llegamos a la puerta y preguntamos (eso sí, sin reserva previa) uno de los camareros nos dijo que no tenían mesa, que solo y si esperábamos, podríamos cenar en la barra. Mientras lo pensamos, aparece otra persona (entendemos que con mayor jerarquía) y nos vuelve a preguntar qué deseamos. Repetida la respuesta nos dice que sí tiene una mesa de dos, en la terraza. Como en principio se está bien. Aceptamos. 

Una vez allí, oímos como la mesa de al lado pide si se puede encender la estufa y, primera sorpresa, no funciona. Al mismo tiempo se nos entrega la carta en la que observamos una serie de opciones apetecibles y un menú degustación que nos convence aún más. Así que pasados unos 15 minutos sin interacción alguna, pedimos dicho menú. Este se compone de: 

Edamame: Vainas de soja al vapor con sal y sichimi. Bien resueltas, sin alardes excesivos. 

Ebi dees: En teoría, el segundo de los platos del menú, aunque en la práctica fue el último, puesto que se "olvidaron de sacarlo hasta que nosotros mismos lo recordamos a uno de los camareros. Error grave. Se trata de dos langostinos rebozados en panko y coco con una salsa tártara de chipotle. Resultones, aunque después del pollo, supieron a poco. 

Sunomono de pulpo: Una ensalada típica japonesa con pepino y alga wakame. En este caso, la acompañaban trocitos de cangrejo tampico con vinagre y trozos de pulpo a la brasa. Un plato acertado. 

Gyoza de Birria y tinga: Este sí, tratamiento perfecto de las conocidas empanadillas japonesas. Se presentan dos empanadillas de cada especialidad por comensal. Unas rellenas de guiso de cordero con especias y otras de guiso mexicano de cerdo y chistorra. Ambas muy potentes y muy bien tratadas. Un buen plato. 

6 piezas de sushi variado: En este caso tampoco hay peros posibles. El producto utilizado en el sushi es de primera calidad y se nota en su sabor y textura. El arroz, por su parte, también se encuentra en su punto óptimo. Un buen bocado. 

Pollo Karaage: De nuevo un plato japonés. En este caso se presenta un pollo frito, previamente macerado en soja y ajo durante muy poco tiempo. Se acompaña el producto con una salsa de aguacate. Bien, sin más. 

Maguro vermouth: El pescado, como el resto de productos, de una calidad alta. La forma de estar tratado, aunque en él se evidencian prisas, también aceptable. Por lo demás sin excesivo sabor. 

Postres: Se presentan dos postres, uno de plátano y chocolate en forma de pudding y otro con "tierra de galleta" y helado de cítricos. El segundo muy refrescante aunque la textura del primero no nos terminó de convencer. Bien, en general. 

Punto y aparte merece el servicio, el cual estuvo descompasado, lentísimo en ciertos momentos, sin coordinación ni explicación alguna de platos y, para rematar (aunque esto le puede ocurrir a cualquiera) con "caída de vajilla" incluida. 

En cuánto a los vinos, no se nos ofreció carta y se nos dieron ciertas referencias de memoria, sin comentar el precio. Y, aunque ahora mismo no recuerdo con exactitud cuál era (lo siento), sé que estaba fuera de temperatura, excesivamente frío. 

Al final salimos con la sensación de que un mal día lo tiene cualquiera....

 

 

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    Antoni_Alicante

    En general la comida no estuvo mal - deduzco. Al menos eso se salvó aunque me duele todo lo demás que, por cierto, me creo totalmente. Yo he estado dos o tres ocasiones y siempre bien. Tenía ganas de volver. Iré un día "tranquilo".

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