El nombre del restaurante ha cambiado recientemente por disputas con el

El nombre del restaurante ha cambiado recientemente por disputas con el hasta ahora homónimo de Barcelona. En adelante se llamará KUPRUM. El nuevo nombre no me gusta en absoluto, pero el restaurante es magnífico, de esos que justifican desviarte de tu viaje para darte un homenaje.
Fuimos a cenar un sábado del puente de agosto, es decir un día muy complicado, pero aún así quedamos muy satisfechos, tanto con el servicio como con la cocina, sin que tuviéramos ninguna espera fuera de lo común.
Pedimos el menú degustación, en el que todos los platos estaban a gran altura, destacando el pichón, con un punto perfecto de cocción, y la merluza cocinada al vacío?!?. Además solicitamos también los "famosos" caracoles y realmente merecían la pena, vienen acompañados de cuatro salsas de las que destaca por sorprendente el alioli con membrillo, muy bueno el contraste con el sabor dulce del membrillo.
Por poner una pega al entorno, deben corregir los aseos, no están a la altura del resto del local y mucho menos de la comida.
Nos queda pendiente por probar el también famoso foie y a esos gin-tonics tan especiales que no pudimos probar por tener que conducir, volveremos a por ellos.