Entre todas las nuevas aperturas y proyectos gastronómicos que se anuncian en Madrid casi a diario, Javier Aranda (La Cabra) con su estrella Michelín ha inaugurado otro local en lo que otrora fuera Los Borrachos de Velázquez.

El local ha sido reformado de arriba a abajo ofreciendo una decoración moderna (casi futurista) de espacios amplios, cocina a la vista presidiendo la sala e intentando dar luminosidad, limpieza y confort. Cosas que llega a dar aunque desde mi punto de vista roce con la frialdad.

Las mesas son mesas cuya configuración está destinada a ver la sala desde cualquier ángulo e integrarte en el proceso de elaboración y servicio donde Javier y su equipo tratan de interactuar con el comensal, haciendo de ello una experiencia más cercana y más directa.

El concepto sigue siendo el de restaurante gastronómico ofreciendo dos menús en función de la longitud de los mismos a 77€ y 121€ respectivamente con posibilidad de armonizarlo con los vinos.

Nuestra elección fue el corto más la bodega que pactamos con el sumiller.

El menú consta de una selección de snacks (divertimentos) que se comen rápidamente con la mano de sabores y guiños internacionales.

SNACKS:

Buñuelo relleno de panceta

Hamburguesa de Ternera

Taco de caballa a la llama y jalapeño

Plátano y chorizo de montaña

Pasion y Bacon

Todos ellos cumplieron con su misión, sabores marcado y bien combinados. Quizá el último no llegamos a entenderlo, no había un buen engarce ni de texturas (gelatina de fruta de la pasión ácida en exceso) con grasa de bacon, de sabor muy neutro y "saturador".

PRINCIPALES:

Guisante de lágrima y mejillones de roca en caldo

Tripa de Bacalao en salsa de callos

Setas

Salmonete y Azafrán

Pollo al Curry

POSTRE:

Piña, anís y celeri

Gazpacho de fresa y frutos rojos.

Cerramos con unos buenos cafés y varios petit fours.

En general la comida mostró un buen nivel, destacando los guisantes y el salmonete donde habría que decir que una ración más correcta hubiera sido con los dos lomos en vez de uno. Pero nos ofreció buenas sensaciones y como todo proyecto nuevo debe tener cierto margen de mejora.

Buen servicio de pan, cuberteria y vajilla lo que se espera en establecimientos de este nivel y destacar el excelente servicio de sumilleria, empezando por una notable carta de vinos bien escogidos a unos precios razonables para los exceso de Madrid(salvo honrosas excepciones) servidos en copas , temperatura y cantidad perfectas.

Los vinos tomados fueron:

Una infalible Manzanilla Sacristía AB para los sabores "canallas" de los snacks

Y una sugerencia por parte del gran profesional que es,Diego, de un champagne que no conocíamos y que mezcla buenas dosis de frescura y otros de madurez: Fallet Prévostat Blanc de Blancs Grand Cru. Vino pintiparado para el resto de los platos.

En términos generales y salvo comentarios expresados, calificamos la experiencia de satisfactoria.