Fusión.

Fecha de visita: 19/01/2018

Cena 6pax.

Precio por persona: 51 euros.

Comida 8.

Entorno: 7,5

Rcp: 8

Servicio: 7

Servicio del vino: 8

Lo mejor: El ceviche limeño, los dumplings de conejo y la costilla angus con curry verde.

Lo peor: La dificultad de elegir los platos para un comensal celíaco. El problema es que la mayoría de los platos de la carta llevan salsa de soja, pero no entendemos por qué no usan salsa de soja sin gluten para estos casos, es muy fácil de encontrar. Por lo menos en los platos en los que la salsa de soja se usa en el último momento, para saltear. Un fallo que no haya jarras de agua.

Viernes noche, 100% de ocupación y reservando con 10 días de antelación.

Local no muy grande, bonito y agradable, buena iluminación. La mayoría de las mesas ocupadas por grupos de entre 4 y 6 personas, algo de ruido, pero la acústica es buena y el ruido no impide una conversación en tono normal, quizás sería más difícil para una cena en pareja. La decoración es simple, pero me gusta, en especial el suelo que imita la baldosa hidráulica.

Mesas desnudas, sin manteles, ni tan siquiera individuales. Es cierto que le da un toque más informal y que disminuirá el gasto, pero a mí no acaba de convencerme.

Carta muy apetecible, recomendable para compartir todos los platos entre un grupo para probar lo más posible. Elección más limitada en nuestro caso al ser un comensal celíaco, con la cuestión antes comentada.

La comida nos gustó mucho, algunos platos muchísimo, otros menos, pero no había ninguno decepcionante, quizá el bocado de la reina, pero con la especialidad que luego comentaré. El servicio amable, más por parte del camarero, y buen ritmo de servicio de los platos. Buen pan, de centeno y blanco, que se cobra, junto con un sabroso aperitivo a 2,50 euros por persona. Merece la pena, porque es buen pan y porque es muy necesario para poder mojar en las riquísimas salsas. Todos repetimos de pan.

Pedimos los siguientes platos

-Ensaladilla rusa de chicharro marinado, camarones fritos y tobiko. Muy bien de sabor. En cuanto a la textura, para nuestro gusto un poco demasiado pastosa, nos gustan los trozos más grandes. Muy rica en todo caso.

-Ceviche limeño de ají amarillo. Uno de los platos de la noche, magnífico ceviche, con una salsa riquísima, bien fresca y refrescante, con un punto picante, pero que no enmascaraba el sabor del pescado, como pasa en muchas ocasiones. Muy bien.

-Dumplings de conejo. Plato no apto para celiacos. Buenísimos, para no parar de comerlos. Me recordaron al conejo y la zanahoria de Diverxo en sus comienzos. Otro de los platos de la noche.

-Alcachofas acevichadas con berberechos. El plato más normalito. La misma salsa que el plato anterior, pero en caliente. En mi opinión, en caliente la salsa pierde gracia y frescor y se hace más pesada. Las alcachofas con poco sabor. Bien, pero no para tirar cohetes.

-Arroz chaufa de mariscos con chicharrón de chancho. Rico, buen sabor, aunque en mi opinión le sobraba las vieras que aportaban poco.

-Callos con curry rojo. Muy sabrosos y bien picantes. Me gustó mucho este plato, pero quedó la duda en la mesa de si el curry realmente mejora un plato tan redondo como unos buenos callos.

-Costilla de Angus con curry verde thay. Sabrosísimo, con una carne con algo de gelatina que era perfecta para el plato, con un punto de picante, pero poca cosa al lado de los callos con los que se sirvió. Otro de los platos de la noche.

-Bocado de la reina a la parrilla con barbacoa japonesa y verduras salteadas. Debido a que el comensal celíaco no pudo tomar los dos platos “fuertes”, anteriores pidió este para él, pero según entendimos para hacerlo apto le quitaron la salsa, lo cual lo dejaba un poco plano.

-Torrija caramelizada y helado de caramelo salado. Riquísima.

-Recreación del bollo “bucanero” de nuestra infancia. Solo bien.

En cuanto a la carta de vinos, no muy larga, pero magníficamente seleccionada, daban ganas de pedir prácticamente todas las etiquetas. Optamos por un vino que me encanta que es el Trenzado de Suertes del Marqués a 23,50 (buen precio), un vino profundamente mineral que acompañó la cena a la perfección. El servicio del vino se limita a dar a probar y servir la primera copa. Antes dos copas de un muy buen amontillado de Juan Piñero y para terminar dos copas de Arimatxacolí de vendimia tardía que nos dejaron un poco fríos.

Un comentario aparte merece el tema del picante. Muchos de los platos eran picantes, algunos muy picantes como los callos. Es cierto que tiene lógica que lo sean por su origen asiático, pero no estaría de más una advertencia en la carta o al menos verbalmente al tomar la comanda.

En resumen, uno de los mejores restaurantes de Madrid en cuanto a comida de fusión asiático-americana. Muy recomendable. Aunque es una pena la gestión del tema del gluten. Repetiré seguro a probar el resto de la carta y a acabar las existencias de trenzado.

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