Restaurante que destaca sobre todo por su ubicación. Una antigua alquería

Restaurante que destaca sobre todo por su ubicación. Una antigua alquería valenciana, restaurada con cierto encanto. La carta de vinos bastante justa y con referencias muy clásicas. La comida se puede mejorar, el queso con membrillo no enamora; el pastel de berenjenas, correcto, pero sin más. El esgarraet con una presentación bastante clásica. De lo mejor las cocas de verdura. Pedí rodaballo y estaba pasado de cocción. Demasiado tiempo en la salamandra. A destacar en lo negativo el pan. Pan hecho en el restaurante, pero para mi gusto impresentable. Cobrar 45 euros por persona, sin postre, merece un pan bastante mejor.

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