Feos detalles

Restaurante que quedó por debajo de mis expectativas, no por la cocina sino por los detalles que se esperan de un sitio de estas características. Para ponernos en situación: martes por la noche, una sola mesa para atender (luego llegó otra de dos personas) por lo que se puede descartar que estuviesen desbordados...

Pedimos las famosas croquetas (muy ricas) y el menú degustación de 65 €, que comienza con los aperitivos de la casa (4 aceitunas y 4 trocitos de chistorra, todo servido con palillos: primer detalle cutre). Le siguen varios platos, todos buenos, a destacar el huevo a baja temperatura con panaché de verduras.

Desgraciadamente el servicio no se encuentra a la altura: la señora que nos atendió (tengo entendido que es la mujer del cocinero/propietario) demostró no saber mucho de este negocio cuando se permite detalles tan feos y tan básicos como servir de manera repetida a la mujer después que al hombre o, especialmente, intentar justificar lo injustificable: según la web del restaurante, el menú incluía dos postres pero en realidad nos sirvieron sólo uno. Tras un rato esperando el segundo y al ver que la señora ni se acercaba por la mesa, se lo pedimos y nos dijo que hace tiempo que ya no servían dos postres. Al indicarle que en su web aparecía, puso mala cara, fue a cocina y, tras quejarse airadamente por nuestra petición, lo sacó. Señora, es lo que tienen los restaurantes vacíos, que se oye todo... Qué poquita clase!

En resumen, una falta de profesionalidad en el servicio que provoca que no vuelva a ir, a pesar de que la cocina me gustó. Por 170 € (2 personas) tengo muchos más sitios donde ir.