Bien situado en el Port Vell. Agradable y cómodo, buenas vistas. Por lo

Bien situado en el Port Vell. Agradable y cómodo, buenas vistas.
Por lo que se ve han renovado la cristalería con copas riedel de pie corto (posible diseño 1992), suficiente para catar un Alella un tanto inexpresivo por cierto.
La carta de vinos la veo irregular y descompensada, con precios normales y otros exageradísimos.
Interesante posibilidad de tomar paellas en raciones individuales, dando oportunidad a conocer más variedad cuando se trata de una pareja de comensales. Pero, salvando la de arroz negro, la otra que probamos, la de marisco, estaba muy salada y con el arroz muy duro. Lamentable que el interés tanto del camarero como del maitre por la devolución del plato casi sin tocar, además de servirles para sus propias estadísticas, no se convirtiera en una atención o al menos en un reconocimiento, les ha faltado estar a la altura.
Los postres correctos.
Contamos con la presencia en el comedor del ministro ’catalán’ de moda.
Importante reservar para evitar problemas.

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