El restaurante se sitúa en un local de la concurrida calle Loreto y ya estaba funcionando bajo otra dirección y con otro nombre. Ahora han tomado las riendas la misma gente que lleva el restaurante El Cantó apenas unos metros más arriba y que ha logrado fidelizar una clientela estable a la que se añade el comensal/turista de paso por la ciudad. Les va bastante bien allí y asumen ahora el reto de un nuevo local. Por falta de dedicación y horas de trabajo no será. Doy fe.

Para la reapertura se le ha dado un buen “lavado de cara” al local. Lamentablemente éste es como es, más bien estrecho y con bastante profundidad. Eso no se puede cambiar pero se ha sabido jugar con las tonalidades y la iluminación para dar una sensación de mucha más amplitud y luminosidad. Mobiliario funcional y ambiente desenfadado en general en la decoración. Muy chulas las fotografías tipo póster que visten alguna de las paredes.

La carta es un compendio de tapas típicas del recetario nacional y algunas con un toque más contemporáneo. Especialidad en carnes. No ojeamos mucho pues nos abocamos enseguida al menú “Chuletón” que nos ofrecieron nada más llegar. Se trata de tres entrantes al centro de la mesa y una chuleta de vaca de un kilo para compartir cada dos comensales. Muy rico el pan i allioli que nos sacaron (incluido en el menú) para pasar después a:

- Ensalada con perdiz: Gran cantidad de lechugas variadas, perdiz escabechada desmenuzada en pequeñísimos trocitos y muy rica la vinagreta agridulce que la baña y que prácticamente le da toda la gracia a ésta.

- Carpaccio de corvina: Plato bien ejecutado en cuanto al corte del pescado y el aliño usado. Muy refrescante y ligero.

- Revuelto de gulas: Buena ración y perfecto el punto del huevo. Invita a tomar pan.

- Chuletón de Ávila: Impresionante el tamaño (creo que más de un quilo). Lo pedimos al punto y se ofrecieron a ir calentándonoslo de tanto en tanto si veíamos que se enfriaba mucho. Un buen detalle aunque no fue necesario. Rica la carne con cierta infiltración de grasa que se degusta sin problema alguno. Es bueno darse un atracón de carne como éste de tanto en tanto.

No recuerdo si “nos cantaron” al principio si el menú incluía postre o no. Sí sé que renunciamos a tomar postre pues estábamos ya bastante saciados. La carta de vinos muy cortita aunque encontré en ella un interesante Avan Concentración que hace años que no probaba. Ideal para la chuleta.

El servicio como es habitual en El Canto, simpático, eficaz y siempre muy pendiente del cliente. Volveremos pronto para probar más cositas de la carta.