Comida relativamente exótica en un gran menú de mediodía

Dicen que es el hasta ahora único restaurante húngaro de la ciudad condal y funciona como tienda en la que también se venden productos típicos magiares. El local, sin tener un encanto especial, es bastante agradable y cuenta con un comedor en la planta de arriba del que lo que más me llamó la atención fue que en los escalones estuvieran escritos nombres de futbolistas de la fantástica generación que tuvo el país en los años 50.

El menú, que cuesta sólo 11,50 eur, consta de 2 platos, postre (entre 3 primeros, 5 segundos y 2 postres), pan y bebida. De primero probé un "mini lango", que estéticamente parece una pizza. La masa lleva harina y creo que también patata. Estaba recubierto de una nata muy usada en Hungría y de un queso rallado. Muy sabrosa, masa blanda pero agradable al morder. Y de "mini", nada de nada, ración generosa.

Pedí un copa de vino tinto. La copa también generosa, de 15 cl o más. El vino creía que que era catalán, pero la camarera/jefa de sala, muy amable en todo momento, me dijo que también era del país centroeuropeo (aunque sus caldos más famosos son blancos y, por supuesto, los Tokaji, se defienden también con la gama oscura). Más que aceptable para venir con el menú, al preguntarle si podía ver la botella la encargada me confesó que el vino era a granel. ¡Qué nivel! Parecía de 5 ó 6 euros en tienda.

De segundo, cómo no, goulash. De ternera, algo picante pero sin exagerar. Acompañado de zanahoria, patata y un rodaja de pimiento verde tipo jalapeño. La carne, bastante melosa. El plato estaba rico pero no me sorprendió tanto al ser similar a un estofado. Para otra vez habrá que probar otras opciones (había goulash de codillo, surtido de butifarras...). Entre las otras opciones de primero, la sopa del día.

De postre, tomé un hojaldre muy rico acompañado de nata espolvoreada con cacao. Era, si no recuerdo mal, de semillas de amapola (igual me equivoco, lo he buscado por internet) y creo que se llama "Mákos Rétes"... bueno, que más, da, que estaba de muerte. Un más que correcto café para terminar acompañado de una galletita.

Las buenas críticas que leí en Trip Advisor y en otros sitios se han confirmado plenamente. Comida abundante y deliciosa, servicio más que agradable, una comida que no es muy habitual de probar, un local bastante acojedor y además la posibilidad de comprar alimentos (tubos de mostaza, salsas de páprika, encurtidos, galletas, carne en lata...) y vinos (no sólo Tokaji). Muy, pero que muy recomendable.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    Francescf

    Probé algo de comida húngara en EEUU gracias a unos húngaros que estaban también de intercambio. Me sorprendió el uso que hacen de la nata, ya que incluso la añadieron a una sopa sueca que nos preparó otro de los compañeros. Me lo apunto :-)

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