Como no todo en esta vida puede ser trabajar, hace unos días un compañero planteó la posibilidad de ir a tomar un cocido y rápidamente se organizó todo.

El sitio elegido para la reunión era conocido por uno de mis compañeros y la temática estaba clara: tomar un buen cocido gallego, que para eso estamos en la época.

Después de tomar unas cervezas previas y calentar motores, nos plantamos 15 personas en el restaurante en un día de perros en el que el cocido iba como anillo al dedo.
El restaurante es una casa de piedra en el medio del pueblo. Una barra a la entrada y el comedor al fondo. Pocos lujos, mesas bastante juntas, manteles de papel, bajilla básica pero el comedor está lleno y todo elmundo con su cocido en la mesa.

El menú estaba acordado de antemano: sopa de cocido y cocido.
La sopa de cocido con poca grasa (cosa rara en estos casos debido a la cantidad de carne que se cuece), una buena preparación para lo que se avecinaba.

Y llegó el cocido:

- Lacón

- Costilla de cerdo

- Costilla de ternera

- Oreja de cerdo

- Cachola (la cabeza del cerdo)

- Chorizos

- Grelos

- Garbanzos

- Patata

Carnes más que abundantes, grelos en su punto, chorizos con poca grasa también, lo que es de agradecer. Los grelos y garbanzos te los van sirviendo cada rato para comerlos siempre calientes, buen detalle.

A la hora de los postres, orejas, rosquillas y queso con membrillo. Hay otras opciones pero son menos típicas.

El mayor de los problemas lo tenemos con el vino, mis compañeros no aprecian demasiado el vino y se pide el de la casa para todos, tomado en tazas de barro. Yo suelo tener bastante cuidado con los vinos de la casa así que me pedí un par de cervezas Estrella Galicia y tan contento. También se tomaron varias botellas de agua.
Para terminar cafés de puchero, infusiones o lo que cada uno quiera.

Conclusión: Un buena comida en buena compañía pero no para muchas veces, comida muy calórica y rica en grasas, no demasiado sana pero muy apetecible para esta época del año.