El gozo de los tacos y los tragos

Una de las gastronomías que directamente más disfruto es la mexicana. Fundamentalmente por su sabrosura, su intensidad, sus picantes, por esa algarabía sápida que siempre está en lo alto. Tacos y tragos pueden ser una pareja inquebrantable que da lugar directamente al placer. Buscando un lugar informal encontramos La Tomata. Y vaya sorpresa al hallar de tras de la barra a Juan Sardou, exmaitre de Punto Mx. Juan se ha traído a su mujer Marcela para ofrecer conjuntamente cocina auténtica mexicana.

La Tomata es un bar, no esperen otra cosa. Espacio realmente pequeño con mesas altas y taburetes metálicos de colores donde se puede dar cabida a unas veinte personas. Una tasca en la esquina de la madrileña calle de Alburquerque con Cardenal Cisneros reconvertida en un bar de tacos. Tremenda informalidad, no es lugar para reuniones ni veladas románticas, pero sí para otros menesteres.

Comenzamos con un guacamole apenas aderezado, solo reconocí cilantro, cebolla y lima. Aguacate en buena madurez para un resultado muy natural. Obligatorio comienzo.

A continuación las quesadillas de huitlacoche, acompañadas de una salsa de tomate ligeramente picante. En este caso la masa de la tortilla es de trigo, además queso fundido, cebolla pochada y el hongo del maíz. Un ingrediente que descubrí en aquella primera carta de Punto MX. Agradable.

Seguiríamos con los sopes de maíz y pollo poblano. Pollo deshilachado, servido a temperatura templada, de gusto suave y apetencia ligera. Recuerdos de ese pollo sobrante posterior a un cocido acompañado con ingredientes que le aportan cierto frescor. En este caso, chiles poblanos, pimientos verdes de muy ligero picor. Apetitoso.

EL trío taquero comenzó con los tacos de cochinita pibil con cebolla picante, sin duda el mejor de los probados. Tremendamente jugoso, se desgrana la lentitud del guiso. Sabores integrados con una textura ideal de la carta. Para repetir, sin duda el plato estrella.

Los tacos al pastor (carne, cebolla y cilantro) se acompañan de una salsa de cuatro chiles. Al principio ésta en boca es fresca y abre las papilas gustativas para ir tornando hacia un regusto bien picante. ¡Qué buena! El bocado diferente a los típicos “pastor” a los que estamos acostumbrados, sin ese punto dulce que le aporta la piña. La salsa tomata y su picaresca.

Probablemente, los menos redondos me parecieron los tacos de carnitas de ibérico y salsa verde de chile de árbol. Menos profundos que los anteriores ya que la carne no se presenta aderezada ni la salsa tiene tanto vigor.

En el apartado líquido, cervezas mexicanas ó cocktails. Para empezar, una suave margarita de guayaba, se contrasta el dulce de la fruta con la sal alrededor de la copa en un combinado de poca graduación alcohólica. Luego mezcal, piña asada y sirope de agave que a mi modo de ver combinaba mejor con el marcado gusto de los tacos y sus salsas.

En definitiva, un bar mexicano en su carta, sin más pretensión que servir manduca legítima de cierta calidad. Otro lugar que se suma a la lista de establecimientos madrileños donde disfrutar de esa dupla de tacos y tragos que tan felices nos hace estar.

Post completo en http://www.complicidadgastronomica.es/2015/12/la-tomata-el-gozo-de-los-tacos-y-los-tragos/

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