Restaurante Torre d'alta mar en Barcelona
Restaurante Torre d'alta mar
País:
España
Provincia:
Localidad:

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Precio desde:
67,37 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
91 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.9
Comida COMIDA
5.9
Precio medio entorno ENTORNO
9.8
RCP CALIDAD-PRECIO
3.8
Salmonete
Cangrejo
Morcilla
Vieiras
Gazpacho
Cherry
Morcilla
Vieiras
Gazpacho
Cherry
Opiniones de Torre d'alta mar
OPINIONES
14

Oscar Manresa conocido y polifacético empresario del sector de la restauración tiene como socio a su hermano en dos restaurantes antagónicos Cal Pinxo y La Torre d'alta mar situados en los extremos opuestos del barrio de la Barceloneta.
La Torre d'alta mar está situado a unos setenta metros de altura, en la parte superior de la torre de Sant Sebastià del turístico teleférico que une la Barceloneta con la montaña de Montjuic, se accede por un ascensor acristalado desde el que se percibe la altura que va cogiendo a medida que la playa va desapareciendo debajo  de nuestros pies. Un recepcionista a pié de ascensor una vez chequeada la reserva comunica con la sala para que el cliente sea recibido por el jefe de la misma cuando el mismo llega a su destino. La sala con grandes cristaleras con una vista espectacular de 360º sobre Barcelona el mar y el puerto y las montañas de Montjuic y el Tibidabo, grandes cortinajes permiten separar zonas de la sala a modo de reservados. Las mesas bien vestidas, moderna piezas de loza distintas en cada pase, originales también los cubiertos y cristalería aceptable.
Eramos tres comensales y nos ubicaron en una amplia mesa redonda, pedimos el menú gourmet conformado por 9 pases incluyendo pan, bebidas y café. La cocina está comandada por los chefs Albert Dolcet y Joan Martinez que elaboran una cocina de autor con platos con una estética visual perfecta pero para mí particularmente de sabores muy planos.
-Cherry, trampantojo de un tomate de esta variedad que resultó ser un bombón de foie, tomate y tierra de berenjena. El foie resultó totalmente insípido.
-Gazpacho presentado el plato con las verduras, frutas y hortalizas y el líquido vertido de una jarra individual en el mismo, gazpacho que incluía fresas y de textura cremosa. Bueno
-Vieiras con ajo negro, rábano japonés, nabo negro y galleta de tinta de calamar. Me dejó indiferente.
-Morcilla de buey Wagyu con arroz , huevo cocido a 60º, acompañado por unas habas de origen japonés y regado con un caldo de estilo nipón. Buen plato, me sobró el caldo.
-Cangrejo soft shell en tempura, cangrejo que se come con su propia cáscara, muy blanda puesto que es la que el propio crustáceo acaba de mudar con kimchi y huevas de bacalao. Otro plato que me resultó indiferente.
-Salmonete a la plancha acompañado por diversas variedades de algas, crestas, erizo y codium. Buen producto y buen punto de cocción.
-Solomillo de vaca vieja a la brasa con tuétano, nira y lichy. Muy buena carne y acertados los tres puntos de cocción solicitados.
Continuamos con los postres
-Zanahoria, cuatro texturas distintas de esta hortaliza, mini zanahoria cruda, sorbete, aire y esponja. Nada destacable
-Huevo de corral, puesta en escena del camarero con un cesto de mimbre con paja en el fondo y tres huevos, cada comensal debe coger el suyo, nuevo trampantojo huevo de chocolate blanco que al romperlo surge la yema que es mango y la clara una especie de un espeso e insípido jarabe de limón,  buen espectáculo sin más que añadir.
Tres tipos distintos de buen pan del que repetimos en varias ocasiones.
Para acompañar el menú optamos por cava que nos fue servido a discreción y sin limitación alguna que fué el Torello brut y para el plato de carne optamos por una copa de tinto, nos sirvieron uno de la D.O. Rioja, Vega Vella crianza y una botella de agua
Tomamos y repetimos de buen café, corto e intenso.
Servicio joven, profesional y agradable. Presentación y comentario de cada uno de los platos que llegaban a la mesa, no recuerdo el nombre del  jefe de sala, tanto él como el camarero que nos atendió se han formado en la Escuela Universitaria de Hoteleria y Turismo de Sant Pol de Mar.
En resumen un local con unas vistas espectaculares que es lo único que justifica el precio del menú, con platos de una gran belleza visual y que yo sólo recomendaría si se quiere sorprender a algún turista que visita Barcelona.

 

  • Morcilla

    Morcilla

  • Vieiras

    Vieiras

  • Gazpacho

    Gazpacho

  • Cherry

    Cherry

restaurante donde el envoltorio genera un sobrecoste del 50%... eso sí, la calidad de la comida de la mayoría de platos (el foie es correcto sólo y con tamaño de liliput, rondando eso sí los 25 euros!) es excelente... (lógico a esos precios, pero no siempre habitual)

entorno fantástico
servicio moderno, demasiado quizás... y con un nivel de servicio que no está a la altura ni del precio ni de la calidad del producto..

cuando una cocacola vale casi 5 euros, tienes que darle mucho bombo y mucho platillo al tema...
algo que lamentablemente no sucede...ni con la cocacola ni con el vino, que es (en mi opinión) mucho más grave... dándose una situación de tensión camarera/botella absurda .

si dejamos al lado (que es mucho dejar!) el tema de un precio desorbitado (una ración de arroz de gamba roja cuesta más de 40 euros!)y que las cantidades no son de extrema abundancia... está muy rico y es un placer comer con esas vistas (las personas que nos llevaron conocían el local y teníamos ventana).

mantelería decente, copas más que correctas, cubertería y loza bien jugadas...en resumen todo muy bien...
lastima que el castañazo sea de este calibre....

recomendable si hay dinero y alegría...y ganas de disfrutar de las vistas

Si lo que persigues es una cena romántica, éste es el lugar. Si no fuera por ello, bajo mi punto de vista, es un lugar prescindible si tenemos en cuenta que estamos en Barcelona y alternativas no faltan. Precios desorbitados, productos de mediana calidad (para el precio), y cocina bastante cuestionable. Eso sí, se te pasan los males, cuando a tus pies tienes una vista increíble de la ciudad de Barcelona.
De primero nos atrevimos con un supuesto jamón de bellota reserva, que nos presentaron cortado a máquina, lo cual casi ya nos quitó las ganas de comerlo. Y digo supuesto porque he comido jamones de bellota bastante mejores. Además de jamón también pedimos el hígado de pato, foie, que sin ser excepcional, estaba correcto.
En los segundo coincidimos: buey de Nebraska. Y también coincidimos en la decepción: pasado de punto (insistimos en que nos gustaba la carne muy poco hecha), y el sabor, sinceramente, no me pareció ni mucho menos excepcional (el precio, sí!!), y además tuvimos que añadirle sal, que curiosamente al pedirla nos la trajeron fina!!! Ah, se me olvidaba, la carta de vinos, en la línea, pasadísima de precio.
En fin, restaurante en mi criterio muy descompensado, y por mucha recomendación que pueda tener de la guía Michelín, yo sólo lo aconsejaría para peticiones de mano...

Este restaurante situado en la Torre San Sebastiá, panoramico con una sala circular buena situacion de mesas extraño pero poco ruidoso.

El servicio puede mejorar lento y despistado en su cometido, la primera vez hace un mes aprox, recuerdo que habia una multitud de Japoneses por motivo del salon del movil de Barcelona, y este motivo pense que seria el causante de este regular servicio lento.

Por desgracia no es asi ya que este sabado de 21,30h hasta 1h madrugada estuvimos cenando....muy lentos.

Los platos servidos fueros de nuestro agrado ya es mucho teniendo encuenta que el restaurante carece de una carta amplia pero suficiente, hay que entender que el espacio es reducido para el almacen y la cocina.

Recuerdo el arroz meloso y gambas de palamos (50€)
Huevo poche con cremoso de patata y caviar, (53€)

Creo que solo volvere por las vistas ya que considero mas un interes turistico que culinario por estos precios hay mejores alternativas en Barcelona.

El vino tomamos Hart Caroline Rieslig Alsaciano, fresco
y buena acidez.

Al igual que se ha indicado en comentarios anteriores, en este restaurante se "come" a través de las impresionantes vistas a Barcelona, por lo que a la hora de la verdad, la comida parece quedar en un segundo plano, por lo que al final se acabo valorando este restaurante por aspectos ajenos a la cocina.

En nuestro caso acudimos a este restaurante con amigos y pedimos los siguientes platos:

Ceviche de balacao negro salvaje; Bueno
Fricando de rubio y senderuelas; Bueno
Rape braseado con guisantes; Bueno pero la persona que lo pidió esperaba que lo preparasen de otras manera.
Arroz cremoso con gambas de playa, tomate seco y parmesano; Muy bueno.
Lubina con raviolis de calabacín; Buena.

Para beber pedimos un Jean Leon Chardonay, con un buen servicio y con una temperatura del vino muy correcta.

En esta segunda ocasión nos ofrecieron una velada más satisfactoria que en la vez anterior.

Restaurante a tener en cuenta para cena romántica, o para un encuentro de trabajo con gente que venga de fuera de la ciudad. Tengo la sensación que si la altura, vistas y vajilla del restaurante no estuviera presente (que ya es mucho), su cocina no destacaría especialmente. La comida correcta y la carta de vinos adecuada, pero en este caso son los ojos los que trabajan en vez del paladar, y no por mirar al plato, sino por las vistas que ofrece el sitio a una altura tan considerable.

Se trata de una experiencia única. Se trata un restaurante situado a 75-100 metros del suelo con unas impresionantes vistas de Barcelona. Llegamos a nuestra mesa por medio de un ascensor interno.
La comida es buena sin resultar excelente. Buenas materias primas y pocos misterios. Raciones razonables.
El servicio joven y algo despistado aunque intenta ser amable y atento.
Carta de vinos muy clásica. El servicios del vino no es nada profesional (se derramó un poco cada vez que lo servían).
El precio es alto. De hecho la relación calidad precio sería mala si no fuera por las impresionantes vistas que hace la experiencia inolvidable.

Per un home amb vertigen com jo, l’accés al restaurant va ser una mica dur donat l’alçada del mateix, però un cop sobreposat de l’ensurt incial vaig fins i tot gaudir de les vistes, tant des de l’ascensor com des del restaurant.
El menjar, sense ser excepcional, era molt correcte. La coca amb formatge de maho, sobrassada i bacallà molt bona (19,50€). De segon, "mar i muntanya"; que consistia en mitja llagosta oberta per la meitat i un tros de pintada (també molt bo, potser la pintada massa feta)37,5€. L’steak tàrtar exquisist.
En quant el servei del vi jo no vaig apreciar que tinguessin somellier però l’Isabel Negre que vam prendre estava servida a una temperatura correcte i amb copes
Schott-Zwiesel. Preu del vi x2.5.
El postre potser és el millor. Tant el gelat de mascarpone com el soufflé de xocolata estaven divins.
En resum, un bon restaurant, amb vistes magnífiques i un preu no a l’abast de totes les butxaques.

Hemos visitado este monstruo de hierro y suscribimos casi al 100% lo que comenta wanderer. Si tuviéramos que escribir algo, lo habría puesto ya él. Nosotros tomamos un Recaredo brut por 24€ y el resultado global en la cuenta es de 80€/barba. Los precios son exagerados, casi de tomadura de pelo (solomillo normalito a 31€, joder, joder...), las copas bien, el servicio perfecto, las mesas están juntitas, pero sigue siendo un sitio que merece la pena visitar aunque te peguen un collejón al salir. Solo el viajecito en el ascensor semitransparente es guapísimo. Gracias a los anteriores comentarios elegimos bien la hora y la mesa y tuvimos una celebración de cumple estupenda. Nos gustó el detallito del muñeco mascota con la forma de la torre que había en la mesa. Le hicimos una cutrefoto con el móvil:

http://img156.imageshack.us/img156/685/altamarhj5.jpg

(copiad la dirección en la barra de navegación y pulsad enter)

Marco incomparable a 75m de altura, en la torre Sant Sebastià, vistas al mar
y a la ciudad. Ver un atardecer de junio desde esta atalaya, los colores que
va tomando el cielo mientras degustas un buen vino es una experiencia que no
deberíais dejar pasar. Eso sí al reservar pedid mesa tocando ventana y esta
época del año con dias largos es ideal. A saber, te aparcan el coche. Dicho
esto, vamos a por los detalles. El trato es profesional y correcto. Buena
iluminacion. Mesas algo apretadas (el espacio era el que era, y querrian
amortizar la inversión en poco tiempo) pero con un gesto bueno para ellas:
mamotreto al lado de la mesa para dejar el bolso. Copas Schott y cubertería Cruz de Malta. Pedimos un Guitián (sin F.B.), y estaba temperado correctamente. Los platos buenos, pero sin ser deliciosos. Aqui prima el pescado a la carne, el rape y el bacalao
buenos. Los postres quizá algo mejor que lo anterior. Cenamos con el Guitián
a 16 EUR por 80 EUR p/p, sin cafes. Repito, por el marco, es imprescindible.
La bicicleta sí que era prescindible.

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