Marco incomparable a 75m de altura, en la torre Sant Sebastià, vistas al

Marco incomparable a 75m de altura, en la torre Sant Sebastià, vistas al mar
y a la ciudad. Ver un atardecer de junio desde esta atalaya, los colores que
va tomando el cielo mientras degustas un buen vino es una experiencia que no
deberíais dejar pasar. Eso sí al reservar pedid mesa tocando ventana y esta
época del año con dias largos es ideal. A saber, te aparcan el coche. Dicho
esto, vamos a por los detalles. El trato es profesional y correcto. Buena
iluminacion. Mesas algo apretadas (el espacio era el que era, y querrian
amortizar la inversión en poco tiempo) pero con un gesto bueno para ellas:
mamotreto al lado de la mesa para dejar el bolso. Copas Schott y cubertería Cruz de Malta. Pedimos un Guitián (sin F.B.), y estaba temperado correctamente. Los platos buenos, pero sin ser deliciosos. Aqui prima el pescado a la carne, el rape y el bacalao
buenos. Los postres quizá algo mejor que lo anterior. Cenamos con el Guitián
a 16 EUR por 80 EUR p/p, sin cafes. Repito, por el marco, es imprescindible.
La bicicleta sí que era prescindible.

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