Cocina notable, servicio de vino mejorable.

Nueva visita a este lugar, una vez comprobado que las legumbres han hecho su aparición. Es lo que tiene ser legumbrero, fabadero, verdinero, ..... , que cuando éstas están disponibles, se produce el efecto Hamelin y uno acude cual zombie.

Mucho de lo ya reseñado en la anterior, sigue plenamente vigente, los problemas con la oferta de vinos, carta en formación, muchas ausencias de referencias, dos primeras referencias solicitadas (Pago del Vicario - petit verdot y Blas Muñoz -chardonnay) ausentes, nos conducen a un Pirineos ( Somontano sin crianza, con mezcla de chardonnay, gewürztraminer y sauvignon blanc), un vino fresco, equilibrado, frutal, y que produjo un maridaje, aunque no previsto si muy agradable.

Sala profesional, siempre con sonrisa en los labios, hacen que te sientas bien atendido.

A diferencia de la visita anterior, hoy encontramos una carta sin precios ¿? Confieso que lo primero que me vino a la cabeza, fue pensar, lo mismo hoy hay jornada de puertas abiertas y la pitanza nos sale gratis. Pues no era el caso. Hoy la idea era que conformaras con todo el listado, un menú de degustación constituido por tres pequeñas raciones a modo de entrante, un plato principal y un postre, que junto al agua y el café, formaba el denominado Menú Lelise al precio de 35€/pax iva incluido.

Pues vamos a ello.

Comienza el menú con unos aperitivos, compuestos de salmorejo, picadillo de verduras, queso gamoneu y una verdura tempurizada, creo que era calabaza.

A modo de entrantes, optamos por:

- Alcachofas en flor confitadas sobre pil pil de hongos y AOVE. Super tierna, buen sabor, muy agradable el ligero sabor del hongo.

- Fabada asturiana. Solo el olor alimenta. Tierna y muy sabrosa, no llega a entrar en mi top particular, pero a nivel de la capital, queda muy bien situada.

- Verdinas con langostinos. Esto ya es otra cosa, verdina al dente, olor y sabor a marisco para dar y tomar. Sabor persistente en boca, esta si pasa a mi top particular. Hay que volver y repetir.

A modo de principales, y diferentes para cada uno:

- Bacalao confitado sobre pisto de verduras y pilpil de boletus. Según me cuentan, bacalao muy bien confitado, las lascas salen muy facilmente, agradable sabor a boletus.

- Tartar de atún, marinado con sidra dulce, wasabi y soja, sobre compota de manzana y helado de tomate. (Plato fuera de carta, que se encuadraría en una teórica fusión japo-asturiana). Plato sorprendente y original. Jamas pensé que podía ser tan agradable en boca la mezcla de la sidra con la soja y con el wasabi, se aprecian los tres sabores y ninguno excluye al otro. Y que decir de la compota de manzana que sirve de base. Cuando mezclas todos los ingredientes, consigues un conjunto agradable y muy resulton . A mi juicio, solo sobraría la frialdad del helado de tomate. Por lo demás, un buen plato, repetible.

A la altura de los postres, nos decantamos por una deconstruccion de tiramisu. Bizcocho bañado en café en el fondo y espuma de mascarpone cerrando el conjunto. Diferente, suavecito, se deja comer.

Cafés con hielo, cremas de orujo, y cerramos experiencia. Sigue en su buena línea de cocina notable, muy apetecible, con guiños de modernidad originales y que ofrecen buen resultado. No obstante, aun persisten los problemas con la oferta de vinos, aun a pesar de tener un buen nivel de precios de estos, tantas ausencias sobre el listado, penalizan e impiden mejorar calificación.

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