Igual de bien, pero más cerca y con más opciones

Pues el amigo Alfonso se ha liado la manta a la cabeza y se ha ido a por todas. Pasa de estar alejado de la ciudad y en un entorno tranquilo sin competencia cercana, con pocas mesas y con reservas estructuradas, a estar en el centro de Valencia, con muchos locales que compiten en todos los rangos de precios, muchas mesas a diferentes alturas, más gente que pasa y se queda a comer que la que hace reservas, etc.. No contento con ello se mete en el tema de almuerzos y meriendas gourmets (bocadillos de autor, quesos especiales, ostras y cava...) ¿Alguien da más?

Lo importante es que el cambio de ubicación y todos los cambios de nuevos nichos de negocio son manteniendo la misma calidad y cocina que antes. Es cierto que los primeros días hay que adaptarse al cambio de intensidad de trabajo, nueva gente ayudante... pero ya funciona a gran ritmo.

Hay cartas diferentes para comer, para cenar, para merendar y para almorzar. La carta de vinos la verdad es que no la miré porque no pensaba elegir yo estando Alfonso. Solo pedir que fuera un blanco y no demasiado seco: la jefa manda. Un colección malvasia 2014 de El Grifo a buena temperatura y cubitera con hielos.

Comida para dos: menú de degustación (28€) con todos los platos apropiados, cambio de cubiertos y bien explicados:
. Foierton de mousse de foie con membrillo del Bierzo y ajo negro: plato ya conocido y que entraría en un menú de clásicos (¡ahí va una idea de nuevo menú!).
. Zoque malagueño con sardina ahumada y encurtidos. Buen conjunto con interesante aportación de encurtidos.
. Ceviche de ostra Oleron con leche de tigre de ají amarillo y guacamole de mango. Interesante el punto de ají (quizás alto para algunos comensales) quedando el sabor de la ostra muy en segundo término; no es un defecto pero sí hay que saberlo.
. Croqueta de pepitoria de pollo de corral con crema ligera de choclo: buen tamaño, profundo sabor de cocido y buen acompañamiento de la crema para disminuir densidad en la boca.
. Bacalao de Islandia con chutney de calabaza y su brandada: bacalao y Gadhus son matrimonio perfecto. Esta composición se acompaña de intensidad del chutney que con calabaza madura y dulce contrasta con ese bacalao perfecto de cocción.
. Solomillo ibérico de Los Pedroches con ajo blanco de jamón y cremoso de cereza espaciado: el punto de la carne perfecto, bien sellada por fuera, casi cruda por dentro, tamaño del corte adecuado para tener buena proporción de sellado y crudo; de nuevo contraste con el punto de cereza que acompaña.

Postre: una opción para cada uno:
. Carpaccio de piña con gelatina de Malibú: (y algo de coco): un clásico de la casa con piña bien madura y aun así muy refrescante
. Sobremesa valenciana: Bizcocho de café y canela con espuma de calabaza y gelatina de moscatel. Ingredientes más que valencianos. Buena presentación.

Aparte de una de agua, no hubo cafés ni el ofrecido vino dulce (otro emblema de la casa) y sí un pequeño disfrute de conversación. Ventajas de salir siempre el último.