Restaurante archiconocido en Madrid donde ya cuenta con mas de 5 locales. No lo visitaba desde hace muuuchos años en que iba al que quiza es de los mas antiguos en Rosario Pino.
ESte debe ser relativamente nuevo. Dos plantas todo en color blanco. Sensacion algo agobiante por mesas muy juntas pero la verdad es que perfectamente insonorizado. Lleno hasta la bandera al mediodia.
Servicio " de toda la vida" muy profesional.
Eramos 10 y pedimos entrantes para compartir y un par de arroces:
* Aperitivo de la casa: una especie de mantequilla de pescado y empanada rica pero que no supe identificar el relleno salvo la cebolla
* Ensalada de tomate y burrata
* Ensalada de tomate y bonito en escabeche.
Tomates normalitos
*Pulpo crujiente. Es un pulpo cocido y rebozado como si fueran rabas o calamares. Original pero algo pesado. Acompañado de un parmentier ? que era un bloque de pasta de patata
*Mejillones de roca en salsa. Buen producto y buena salsa
* Arroz de pollo y verduras
* Arroz a banda. que se presenta aparte un plato con unos langostinos y unos trozos de pescado con patatas cocidas y una salsa tipo fumet concentrado por encima. No he entendido esto.. ¿quien se come unas patatas cocidas con el arroz?
Ambos arroces totalmente olvidables. Punto correcto y poco mas. El a banda sabia solo a ajo con gambas semicrudas con todo el aspecto de ser de estas que vendes peladas y congeladas. El arroz con pollo sin gusto ninguno.
Finalizamos con un par de tarta a compartir. Un tiramisu que no lo era y una especie de tarta de queso con la consabida base de galleta y la mermelada por encima. Totalmente industrial aparentemente.
Cafes.
Para beber Marieta y Habla del Silencio. Dejaron en mesa nada mas, Copas normalitas para lo que esperaba en un restaurante asi.
No sé la cuenta final pero estimo que 40 euros teniendo en cuenta que apenas se bebio vino. Solo 2 botellas para 10 personas y unas cervezas.
En resumen, no lo recomiendo en absoluto. Con las ganas que tengo de comer un buen arroz y no hay manera....