Siguiendo la recomendación de Anubis7 (¡muchas gracias, Rosa!) y previa reserva, a la vuelta del Encuentro de Foreros en el Marco de Jerez en dirección a Madrid, paramos a comer en este restaurante de Los Santos de Maimona regentado por Manuel Gil Felipe. El local consta de terraza exterior, barra con un puñado de mesas para tapear y salón con alrededor de una decena de mesas muy bien vestidas y suficientemente separadas las unas de las otras. A su vez las paredes del salón convierten el mismo en una sala de exposiciones temporales. El día de nuestra visita había colgadas unas fotografías chulísimas.
Empezamos la comida compartiendo media torta de La Serena (estupenda) y, fuera de carta, una exquisita carne de vieira a la plancha. Como platos principales, rollitos de presa ibérica rellenos de crema de castañas (sabrosos y contundentes) y un extraordinario solomillo ibérico a la arcilla con salsa extremeña. Cortan la pieza longitudinalmente, la rellenan de jamón serrano y torta de La Serena, la envuelven con lonchas de tocino y la cubren con arcilla (personalizada con un mensaje, si se desea) que al endurecerse hace de mini-horno. El resultado, después de retirar la arcilla y el tocino delante del comensal, es una carne jugosísima que rocían con una salsa parecida a un consomé de cocido concentrado (la salsa la están intentando patentar). Una pasada. De postre, un rico hojaldre bañado en chocolate y una soberbia mousse de AOVEM (Aceite de Oliva Virgen Extra Maimona) con uvas que combina la potencia del sabor del aceite con una delicada dulzura. Otra pasada. Un café y una infusión corrieron de cuenta de la casa. El blanco Solo Eva (8 €) con uva autóctona eva de los santos acompañó muy bien durante toda la comida a pesar de la potencia de alguno de los platos (nos apetecía un blanco fresquito de la tierra). La completa carta de vinos constituye un verdadero homenaje a los vinos extremeños. Dimos fe de ello presencialmente cuando al finalizar la comida, y previa charla con su hijo Fernando, también cocinero, Manuel Gil nos enseñó su mimada bodega (¡muchas gracias por el obsequio, Manuel!).
En cuanto al servicio, Arantxa y el resto de sus compañeros se mostraron muy simpáticos, atentos, eficaces y profesionales a pesar de tener el local lleno hasta la bandera.
Y si os queréis echar unas risas con Manuel Gil, https://youtu.be/yBYkDoCL0GU