Perdón por la tontería del título. El local se encuentra al otro lado de Fuencarral y no en Malasaña, aunque en algunas guías indican que es uno de los nuevos sitios interesantes para comer en este popular barrio. Al margen de las disquisiciones geográficas el lugar es bastante interesante con propuestas curiosas, originales, quizás un poco batiburrillo de cocina mexicana, asiáticas, etc. tan habitual ultimamente.
Me gustó mucho el pan Bao con ternera, muy rico el pulpo. Muy brillante y original los macarons con cochinita pibil y mole poblano (mejor este último) aunque quizás marque demasiado el dulzor del macaron y no termina de ser un plato sobresaliente pero se aplaude la audacia. Más flojas la coca.
La oferta se compone de pequeños platillos a precios comedidos (4-8 euros) que parece que se ha puesto de moda, y a mí me parece bien porque permite picotear algo a un precio comedido o bien comer abundante a un precio normal. Los precios bajos pueden inducir a error pero permite flexibilizar lo que uno quiere comer y pagar.
En cuanto al vino, totalmente de acuerdo con José. Un lugar así, con una gastronomía cuidada me parece que merece mejor oferta y a un precio más comedido. Sobre todo en cuanto a vinos por copas. Yo bebí cerveza, que tienen Estrella Galicia de barril a buen precio. Además como dice José tienen alguna cerveza artesana, algo que está bien pues combina con esta comida.
En lugar es coqueto y de diseño, aunque algo oscuro para mi gusto.