Restaurante Nido en Bilbao
Restaurante Nido
País:
España
Provincia:
Localidad:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Manitas de cerdo en salsa de pimiento choricero
Huevos rotos con patata confitada y jamón joselito
Pimientos del piquillo rellenos de marisco
Burrata con trufa y tomates secos
Carpaccio de tomate
Opiniones de Nido
OPINIONES
4

Nido es un restaurante de profesionales. Profesionales de lo auténtico , de la verdad gastronómica con mayor o menor acierto, sometida a la subjetividad del comensal, pero auténticos , sin puestas en escena estereotipadas ni restaurante zombi con zombis. Son de verdad y se nota. La comida, tradicional , muestra respeto , paciencia y tiempo. Probando la salsa del begi -handi sientes cebolla, tiempo , cuidado y esmero ...y años de sabiduría gastronómica. Salsa vizcaína, salsa negra de calamar ojos grandes, bechamel de las croquetas..el buen hacer, la profesión como decía. Profesión en la cocina y profesión y dedicación en la sala, sin florituras, atención directiva , para el disfrute. Hay pasión por el vino , lo que permite una gran carta , con grandes vinos, algo cargados en el precio , eso sí , pero con muchas opciones, también más económicas. Grata experiencia. Una cocina tradicional que como sabemos, no es fácil convertirla en excelente y clavarla..aquí lo hacen

Dos visitas hechas a este local con una semana de diferencia. Además de que sabemos que se come bien, tenía yo muchas ganas de probar un vino en concreto, bueno, digamos que dos. Así que comenzamos con la primera visita. Una cena muy “light” dado el poco apetito de hoy de mi compi. Compartimos una ensalada con un atractivo nombre, ensalada Bilbao. Preparada como debería ser habitual. En trozos pequeños, no esas “sábanas” de lechuga que te sacan por ahí que obligan casi a pedir unas tijeras para poder degustarlas. Lleva langostinos, huevo cocido, rape, cebolleta, pulpo, lechuga y tomate.
Necesitaba yo “cenar” algo y me recomienda un plato consistente en unos hongos con foie, con yema de huevo y unos espárragos trigueros. Desde luego que ha cumplido con mis expectativas. Buenos productos todos ellos. Riquísimos los hongos y un placer mezclarlo con la yema. Como no he tenido que compartirlo me ha servido para quedarme satisfecho en asuntos salados.
De postre Arantza se come un helado de mandarina. Aquí hay helados muy buenos, de excelente calidad y este es un claro ejemplo de ello. Riquísimo y con un impresionante sabor a mandarina. Yo he escuchado lo de tarta de queso al horno y ni lo dudo. Pues me ha encantado. Está muy jugosa. Sabe a queso pero no a un queso demasiado potente. Textura esponjosa. Sin añadidos de mermeladas ni nada que disimule su sabor. No los necesita. Muy rica, en serio.
El tema del vino iba por probar un par de albariños de la misma bodega pero con diferentes crianzas. Uno sobre sus lías y el otro con añadido de “estancia” en froudes de roble francés. Ambos de la misma cosecha, 2010. La primera noche “cae” el de más larga crianza. Se nota esa madera pero se “lleva” muy bien. No molesta. La segunda probamos el Lías. De la D.O. Rías Baixas, del sur de Pontevedra, de la Finca Quinta Gaviñeira. Ambos vinos tratados de manera muy natural. Sin uso de productos químicos, con vendimia manual y selección de racimos. Su nombre Angel Sequeiros, Foudre y Lías. Vinos muy ricos ambos. Creo que el Foudre aguantará unos cuantos años más en botella. Me ha parecido un vinazo. Más que gustarme me ha encantado. Espero tener la ocasión de repetir, aunque su pequeña producción no me lo van a poner demasiado fácil.
La cena del segundo día es ya más consistente. Mi retoño tiene más capacidad y mejor edad. Prefiero que sea Iratxe la que nos recomiende algo para cenar. Así que empezamos con una burrata con trufa, tomatitos y buen aceite de oliva. La burrata (traducido mantecoso) es un queso fresco italiano. Es como una “bolsita” de queso que lleva dentro la “masa” de los cuajos. Por sí sola no dice gran cosa pero con buenas compañías gana y mucho. Rico comienzo.
Nos comemos ahora unos berberechos que poco tienen que envidiar a las almejas. De excelente tamaño y de cojonuda calidad. Como dice mi compi, aita, esto sabe a …. Mar. Pues efectivamente. El “caldo” para mojar pan.
Unos pimientos rellenos de txangurro con una estupenda salsa. Buenos pimientos y buen relleno, sin “tacañerías”. Finos, suaves.
Carrilleras con puré de patatas. También muy ricas. La salsa de nuevo invita a untar. El puré de patatas con un toque de trufa y de pimienta negra. Otro plato para disfrutar.
Y como no podía ser de otro modo y teniendo la compañía que tengo, terminamos el vino con una tabla de quesos. Una pena no haberme quedado con los nombres. Muy cremosos los dos primeros pero con buen sabor. El tercero con un toque reseñable de trufa que le hace a uno casi olvidarse de que es un queso y el último y más potente un queso que no es azul, no. Más bien un estilo Cabrales. Potente pero con esa potencia no tan salvaje. Se deja comer. Hoy me hubiese hecho falta un poco de membrillo.
Al parecer se cambian de local. Se les ha quedado pequeño. Se van bien cerquita de aquí, frente a uno de mis favoritos. Algo están haciendo bien, sin duda. Buena cocina, buenos vinos y un trato muy amable tienen “la culpa”. Volveré, tengo que “engañar” a “alguno” para que me “ceda” uno de esos espumosos que tiene por ahí guardados. El precio que pongo es la media de ambas cenas.
Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2016/11/restaurante-nido-bilbao-el-que-buen.html

En nuestra reciente visita a Bilbao del equipo Verema visitamos este magnífico restaurante. Es un restaurante centrado en la comida casera de toda la vida hecha con productos de la tierra y de máxima calidad.
La dueña nos aconsejó todo lo que comimos, y su marido preparó todos los platos. La atención es muy personal y nos hicieron sentir como en casa.
El primer plato constó de un carpaccio de tomate de Guipúzcoa (que por lo visto estamos de temporada) con aceite de primera prensa. Lo que parece un plato sencillo se convirtió en una auténtica delicia.
Luego tomamos una burrata casera con trufa, tomates secos y aceite de primera prensa. Increíble.
Croquetas caseras de boletus y puerros. Las de boletus, un 10.
Pimientos del piquillo rellenos de marisco y con una rica salsa.
Huevos rotos con patata confitada con cebolla caramelizada y jamón joselito, ¡imaginaros el escándalo de plato!
Y por último manitas de cerdo en salsa de pimiento choricero y cebolla. Muy ricas pero para mi gusto la salsa enmascaraba el sabor de las manitas de cerdo.
Muy recomendable y sin ninguna duda en mi próxima visita al País Vasco volveré.

  • Manitas de cerdo en salsa de pimiento choricero

    Manitas de cerdo en salsa de pimiento choricero

  • Huevos rotos con patata confitada y jamón joselito

    Huevos rotos con patata confitada y jamón joselito

  • Pimientos del piquillo rellenos de marisco

    Pimientos del piquillo rellenos de marisco

  • Burrata con trufa y tomates secos

    Burrata con trufa y tomates secos

  • Carpaccio de tomate

    Carpaccio de tomate

El hecho de que esté posicionado en la “famosa” página donde escribe todo el mundo como el mejor restaurante de Bilbao, ha sido el empuje que me ha llevado a conocerles. Tenía una tremenda curiosidad y tenía que quitármela.
Ya conocía el lugar, paso por allí muchas veces y está muy cerca de uno de mis restaurantes favoritos en Bilbao.
El local no es nada del otro mundo, incluso Iratxe, la “jefa”, nos lo dice. Una mujer que tiene un arte tremendo a la hora de atenderte. Perfecto. Sabe llevarte al huerto. Sabe vender su producto, un buen producto.
Nos habla de su txuleta, nos recomieda probarla. Tampoco tiene que insistir demasiado. Pregunto por el peso y por la compañía para evitar pedir demasiado por delante. Una vez sabido lo que nos espera, nos recomienda unos magníficos lomos de sardina a la vinagreta. Producto puro y bien tratado. Están impresionantes. Acompañados de un aceite de mucha calidad y de un tomate que curiosamente tiene un sabor a sardina. Cuadra estupendamente con el plato.
El pan, de masa madre, está impresionante. El txikito no es demasiado panero y me dice que es uno de los mejores panes que ha probado.
Pasamos directamente a la txuleta. Presentada en una piedra que tiene una temperatura estupenda para mantener la de la carne un buen rato. Curiosamente junto a la txuleta viene el solomillo. Es la primera vez que me encuentro algo similar. Una buena opción para comprobar la diferencia tanto de textura como de sabor de estos dos maravillosos trozos de tan divino animal.
El solomillo más tierno pero un tanto lejos en sabor de la estupenda carne que tiene un punto espectacular. Mucho sabor. Le pregunto al cocinero que se aproxima a nuestra mesa a preguntarnos por nuestro grado de satisfacción si ha salido por ahí a prepararla en algunas brasas.
Acompañan a la txuleta unas cojonudas patatas fritas caseras y una ración de guindillas de Usurbil que hemos pedido y que tan solo mi hijo tiene la sorpresa de encontrarse con una de las “valientes”. Y mira que a mi me encanta que piquen. Riquísimas estaban, por cierto.
Hoy he probado un txakoli nuevo. Curiosamente hecho cerca de mi pueblo y que han sacado los que también producen el Uno. El Urtaran. Tenia muchas ganas de probarlo aunque está demasiado “joven” aún. Cosecha 2014. Color demasiado claro todavía y sorprendentemente o no…. Ambos hemos comentado que preferimos a su hermano en teoria “menor”. Hay que darle un tiempo y probarlo dentro de un par de añitos que seguro que nos da alguna que otra satisfacción.
Mi hijo no es de postres…. Eso lleva diciendo un montón de tiempo pero cada vez que le pido algo “raro” o distinto, me sorprende y me deja a dos velas.
Es amante del queso y se perfectamente que en este restaurante tienen un helado de queso de Idiazabal que quita el hipo. Así que allí que sacamos una ración que deja anonadado al muchacho. Le sorprende gratamente estar saboreando un queso estupendo pero en forma de helado. Le ha encantado. Un helado de altura, de mucha altura.
Un cafecito bien preparado y nos vamos con cara de mucha satisfacción. He visto unas cuantas ensaladas pasar por mi lado y pienso volver a probarlas. He comentado con Iratxe que soy un enamorado de los callos, patas, morros…. y pienso volver a darme otro homenaje un día.
No será el mejor restaurante de Bilbao, eso es mucho decir. Afortunadamente hay unos cuantos que tienen muchísimo nivel pero desde luego que se come de puturrú y que merece la pena la visita.
Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2015/08/restaurante-nido-bilbao-agradable.html

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