Pedimos el inevitable y largísimo menú degustacion compuesto de unos 25

Pedimos el inevitable y largísimo menú degustacion compuesto de unos 25 platitos entre snacks, tapas, platos, postres y petit-fours y que supuestamente son originarios del Bulli. El menú sorprende, para lo bueno y para lo malo. Desde luego los platos son originales y con mucho trabajo detrás. Algunos creaciones realmente brillantes como el caramelo de foie y fresa acida, la omelette surprise o las vieiras y otras combinaciones al menos discutibles e incluso a mi gusto desagradables como las patatas & cafe & estragón & yogurt o la gamba deconstruida. Postres irregulares a base de chocolates que no es precisamente lo mejor para acabar un menú tan largo. A pesar de estar en verano, ningún helado ni nada de fruta en la parte dulce, el yogurt con praline de semillas de pipas de calabaza era una especie de engrudo trasparente sin embargo la escaleta de chocolate realmente delicioso.
La carta de vinos es una autentica locura, las copas excelentes y el servicio muy profesional aunque la camarera que nos tocó se limitaba a cantarnos los platos, sin embargo el de la mesa de al lado les estaba dando una autentica tesis doctoral de como comerse cada plato. Al final inexplicablemente dicha camarera desapareció, por lo que tuvimos que llamar a otro camarero a que nos sirviese el agua.
Errores también en la presentación de algún plato y carta explicativa al final de la cena con algún plato que ni siquiera llegó a salir ¿?
Al final cafes o infusiones en la incomparable terraza del hotel

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