Vanguadia vegetal

El chef Rodrigo de la Calle traslada su creativo proyecto de alta cocina “vegetal” de Collado Mediano a la calle Ponzano de Madrid, mudanza que consolida (duplica espacio) el proyecto empresarial del inquieto chef (ya veremos si la ubicación es definitiva…). Con el traslado, EL INVERNADERO pone en juego la Estrella Michelín obtenida dos años atrás. 

El acogedor local ha sido realizado por la firma de interiorismo “Kuboene Estudio”, con un estilo muy diferente al del anterior ocupante (Sudestada), siendo el protagonismo absoluto la vegetación, que incluye hilo musical de sonido del agua y canto de pájaros. Muy recomendable reservar en las mesas altas con vistas a la cocina, se garantiza comodidad.

En comparación con la oferta de Collado Mediano, el chef ha reducido el número de pases de los menús, circunstancia posiblemente acertada, debido al elevado número de pases que se incluían.

Independientemente del reconocimiento por el mundo “verde”, el chef ofrece la opción de incorporar a los menús: carne; pescado o marisco; o un maravilloso queso estilo Stilton de Guadarrama.

Recurrimos al menú “Vegetalia” (95 euros), con 17 pases, en donde el chef propone una visión vegetal que acredita años de estudio, investigación, así como de varios proyectos empresariales en China, para dar rienda a su creatividad y alternativa a estilos más clásicos. Imposible no mencionar su ya clásica “tartar de remolacha con espuma de manzana” (la espuma como novedad), la espectacular “croqueta liquida de espinacas y kale”, el “arroz meloso de níscalos y piparras” (los arroces de Rodrigo son siempre de 10), la “empanadilla de kimchi”, la muy destacable propuesta de “vainas de judias sobre parmetier (estilo Jöel Robuchon), caldo y láminas de trufa”. Mención aparte al servicio de pan con un primer pase de un espectacular/maravilloso “pan con tomate y aceite de oliva extra virgen” (una locura), así como una “hogaza de pan al romero” con una cocción de 48 horas (con un tamaño más asequible que el ofertado en Collado Mediano). Para terminar, imposible no recurrir al “queso con membrillo y miel”.

De los postres, destaca el “melón ficocinanina”, con coloración azul obtenida por los estudios del chef sobre la espirulina, alga, que, a su vez, ha dado lugar a un reciente menú de ‘cocina azul’, y que está reflejado en el menú verde en varios momentos, incluido en el servicio de agua.

Tal vez la mayor aportación del chef está en el servicio de vino, casi sustituido por bebidas fermentadas para dar a luz una línea de bebidas ‘El Invernadero Drinks’, que incluye, hidromiel, espumosos de hierbas, kombuchas, kéfir de agua, verduras vinificadas, licuados y bebidas naturales infusionadas partiendo de vegetales y hongos, etc.... El restaurante cuenta con un espacio planteado como una cámara de fermentación con temperatura controlada a tal fin. Desgraciadamente no recurrimos a esta alternativa, y no acertamos con la elección del vino (lista escasa con especial atención a productos franceses). No valoro el servicio de vino, a la espera de conocer la línea fermentada que propone el chef.

Por último, derivada de la experiencia china del chef, se oferta un servicio de café espectacular y diferente (tipo infusión), que merece la pena saborear (con 4 alternativas de origen del café).

Un restaurante diferente, con una oferta vanguardista en todos los sentidos, y que bien merece la pena disfrutar.

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