Visita a la localidad de Cesky Krumlov, distante unos 180 km de Praga, que por cierto la localidad no está mal, pero la carretera es desalentadora.

Tras los pertinentes paseos, preguntamos en un comercio que no era de hostelería y nos recomiendan este local.

Recepción bastante fría, y nos acomodamos los cuatro que éramos en esta ocasión, en una mesa rectangular de madera amplia junto al rio, por tanto un lugar muy agradable, y además protegidos por un toldo del sol que calentaba bien.

El responsable del servicio de forma evidente no quería entendernos, ante la pregunta de que especialidad tenia la casa y ante la pregunta por algún vino, ídem de ídem.

Tomamos el camino del medio y pedimos para salir del momento:
Dos ensaladas y dos de gulasch y de beber cervezas.

Las ensaladas normalitas y la carne más bien discreta acompañada de su famoso knedliky (elaboración con harina y/o patatas que prensan y cortan en rodajas)

El precio no fue en absoluto caro, pues fue a 11 euros comensal.
Pero curiosamente observamos que el responsables del local, que a su vez servía, cuando hablaban con él en alemán se desvivía en atenciones.

Por tanto, si vais a esta localidad, buscar y rebuscar por allí otro local, o a hablar alemán.