Gulas con ojitos y boca

Un sitio que todo el mundo ha oído hablar de él, o lo ha visitado alguna vez y que siempre se ha caracterizado por tener angulas, lo cual es prácticamente imposible a día de hoy. Aquí las hay (a 600€/kilo ahora y en el invierno -no en navidades-) durante casi todo el año y las hay hasta que se acaban las cogidas en época y que se congelan para el resto del año.

El sitio que está a pie de carretera ya era de los que no invitan a parar, y con el tiempo no va a mejor; el exterior es igual que en los años 80 pero más viejo. En el interior hay una larga barra a la izquierda y unas mesas y sillas a la derecha tipo castellano y en la pared como decoración, unos aparejos de la pesca de angulas y anguilas; al fondo cocina baños y entrada a otro comedor paralelo más amplio, con mesas y sillas pero completamente vació. Al servicio una sola persona (creo que es la hija de la mítica dueña) para todo con unos pocos clientes, en barra, de pueblos o campos cercanos haciendo el gasto mínimo. Me parece que fuimos los únicos clientes del día que comimos allí.

Sabíamos donde nos metíamos pero el poder del recuerdo nos hizo volver, pues hacía sobre 15 años de la última visita, un mes de diciembre que fuimos unos amigos a saco.

Dos para una comida de capricho de carretera después de un buen #esmorzar en Gandía así que para beber unos tintos de verano y sobre la mesa un pan nada destacable y un aperitivo de los almuerzos de la mañana: aceitunas partidas y cacahuetes.

Elegimos para comer lo que ya traíamos pensado desde casa:

. anguilas que creía habían a la brasa, pero solo había en allipebre y resultaron de tamaño pequeño bastante correosas y escasas, servidas en una cazuela de barro con patatas y garrofón cocidos en buen punto sobre una base de caldo de cocción de sabor ajustado y picante demasiado poco presente.

. angulas en ración de 125 grs a compartir y servidas también en cazuela de barro en excesivo aceite pero que tras rescatarlas y ya en el plato escurridas, estaban con buena textura; el sabor de este producto no es su fuerte y el punto picante de la guindilla era bajo por lo que quedaban algo dulces. 

. huevos fritos: se llevan la cazuela con el aceite sobrante y dejan caer un par de buenos huevos para que se frían con el aceite (y se supone el sabor) de las angulas, tras vuelta a calentar el aceite y acabar de freirse en mesa y quedar al gusto de cada uno. Buen complemento (se cobra aparte) para no desperdiciar tanto aceite.

Misión cumplida. No me arrepiento pero creo que ya no habrá una próxima vez porque el precio ya está muy por las nubes y el recuerdo no ha ido a mejor.