Menú de mediodía de mucha calidad a precio asequible

Comentar que este restaurante lo conocí por la recomendación de una persona, no por internet, que es lo habitual ahora. Me comentó que ofrecía un menú bastante destacable con varias opciones y que el precio rondaba los 20 eur. Se trata de comida catalana elaborada a gran nivel aunque los platos no son muy complicados, así que aprovechando un día libre entre semana me dirigí allí.

El local está muy cerca de Plaça Catalunya, en el Gòtic aunque en una parte no muy transitada por los turistas. Lo más destacado del sitio son sus paredes rústicas de ladrillo y su entrada en zig-zag con una cristalera en vistoso azul. El servicio, llevado por dos camareras, es muy correcto y los tiempos de espera muy cortos (habitual de los menús de mediodía). El menú, a 19.90 eur + IVA incluye el pan y el agua, pero no el vino y consta de unos 8/9 primeros, otros tantos segundos y diría que 7 postres (algunos con suplemento)

De primero me decidí por caviar d'albergínia (berenjena) con aceite de oliva negra y ensalada. El caviar es una especie de hummus bastante rico con un poquito de olivada. Muy fino y las tostaditas que lo acompañan muy apropiadas. La ensalada (buena pero de bolsa) quizá lo más flojo. El pan que ponen con la comida es generoso en cantidad, bueno en calidad y está incluído en el precio.

Fuera menú pedí una copa de vino blanco (2.50 eur) servido bien frío en copa Schott Zwiesel. Hay 2/3 opciones de cada tipo de vino en copa y unas 10 en botella. Precios moderados. Te enseñan la etiqueta, buen servicio. Elegí un Gandesola (DO Terra Alta) joven afrutado que acompañó bien la comida.

De segundo, conill (conejo) con salsa de romescu y parmentier de patata. El conejo (ración abundante), deshuesado en 3 medallones, muy rico y sabroso: no parecía carne blanca. La salsa romesco, colocada por encima, muy sabrosa también aunque la encontré algo fuerte. El parmentier (una especie de souflé: no soy un experto) de patata no me emocionó la verdad pero completaba bien el plato aunque acabé algo empachado de sabores fuertes. .

De postre, me dejé recomendar y tomé flan de la casa con nata. Riquísimo, probablemente el mejor que he probado en mi vida reciente. La nata, también de 10: sabrosa, de textura más consistente a la que estamos acostumbrados. Muy sabroso todo. Al final Lluís (el "jefe") apareció por la sala y fue el que cobró la cuenta.

La verdad es que es un sitio muy a tener en cuenta por calidad/precio, comida, servicio... Leyendo otras críticas sí que es cierto que las opciones no se renuevan mucho pero tampoco es para ir cada semana. Para poner un pero... los precios han de incluir el IVA.

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